La Vanguardia

Regeneraci­ón socialista

Los sondeos del CIS indican que algunos electores de Podemos se plantean el voto útil al PSOE como única forma de vencer al PP

- CARLES CASTRO Barcelona

El último barómetro del CIS indica que el despegue del PSOE se nutre de votantes de Podemos, por lo que la amenaza del sorpasso parece alejarse en el horizonte de la izquierda española.

La amenaza del sorpasso se aleja del PSOE al mismo tiempo que el peligro del voto útil comienza a acechar a Podemos. Esa es una de las conclusion­es que se desprenden de los últimos sondeos, y muy en especial del barómetro del CIS, marcado por un cierto despegue del partido de Pedro Sánchez, en paralelo a un retroceso del PP que deja a ambas formacione­s a menos de cuatro puntos de distancia. El factor que más recorta distancias con el PSOE es la caída de los populares, que vuelven a los valores de los comicios del 20 de diciembre del 2015 (los segundos peores de su historia desde la refundació­n del partido en 1989). Sin embargo, el ascenso socialista y la leve caída de Podemos, junto a los trasvases de voto que refleja el sondeo, apuntan una tendencia que, de confirmars­e, debería inquietar tanto a los populares como, sobre todo, a la coalición que lidera Pablo Iglesias.

El mayor consuelo para el Partido Popular reside en el hecho de que el grueso de sus pérdidas regresan a la abstención tras la “movilizaci­ón de urgencia” de los comicios del 26 de junio del 2016, cuando Mariano Rajoy se hizo con 700.000 votos más que seis meses atrás, ante la perspectiv­a de una “España sin gobierno”. Es verdad que Ciudadanos mejoraría ahora su resultado del 26-J en casi un punto y medio, pero ese avance queda lejos de las pérdidas de su competidor por el espacio de centrodere­cha, ya que el PP cede más de cuatro puntos, según el sondeo (y de ahí que, por primera vez desde el 2015, la proyección de escaños totales de la izquierda, 163, supere los del centro derecha, 162). La incógnita es si ese contingent­e de votantes populares que han vuelto a la abstención se quedarán ahí, a la espera de ser reactivado­s en una futura cita electoral, o se encuentran en tránsito hacia un partido fronterizo como Cs.

La situación es aún más confusa en el bloque de la izquierda. El PSOE mejoraría en más de dos puntos su último registro electoral, pero Unidos Podemos sólo cedería ocho décimas. Y, sin embargo, la encuesta del CIS refleja un trasvase de votos desde la coalición de Pablo Iglesias que rondaría los 400.000 sufragios, mientras que el PSOE le cedería algo más de 100.000. Es decir, la cifra de antiguos votantes de Podemos que ahora apoyarían al socialismo (descontado­s los que tomarían el camino contrario) superan las pérdidas directas que el sondeo atribuye a la formación que encabeza Iglesias (que no parecen ir más allá de los 200.000 sufragios).

Ese desajuste en el balance sólo puede explicarse por un falseamien­to involuntar­io de la procedenci­a de los votantes que cambian de marca. Y no es que esos electores mientan; simplement­e, no dicen toda la verdad. Ciertament­e, votaron a Podemos, pero muchos de ellos sólo lo hicieron en los comicios del 2015, aunque ya no en las elecciones del 2016. En esa cita electoral, Unidos Podemos (la alianza con IU) sumó un millón de sufragios menos que ambos grupos por separado en los comicios de diciembre del 2015. Esa pérdida de electores supone que la abstención alberga más de un millón de votantes de la izquierda cuya conducta final es hoy por hoy una enorme incógnita.

Lo único seguro es que el barómetro del CIS dibuja una línea de fuga desde el espacio de Unidos Podemos en beneficio del PSOE que afecta tanto a votantes efectivos de la formación morada en el 2016 como a electores que sólo votaron a Iglesias en el 2015 y luego se refugiaron en la abstención (previsible­mente por la incapacida­d de las fuerzas de izquierda para desplazar al Partido Popular del Gobierno).

Sólo el tiempo aclarará la magnitud de ese trasvase, pero su mera existencia refuerza la hipótesis de un voto útil que devuelve al PSOE la condición de única alternativ­a de Gobierno al PP. Si a ello se añade que –a la luz de la evolución electoral y del recuerdo de voto de las encuestas– al menos dos millones de votantes de Podemos proceden del PSOE, el crecimient­o potencial de los socialista­s se sitúa en torno a esa cifra. Y justamente la única posibilida­d de que el PSOE se convierta en una alternativ­a victoriosa frente al PP pasa justamente por la recuperaci­ón de esos dos millones de electores cambiantes. Y eso, por supuesto, siempre que los populares mantengan la tasa de voto que les otorga el último CIS, (es decir, en torno a siete millones de sufragios, casi un millón menos que el 26-J). En ese escenario, un PSOE que agregara dos millones de electores de izquierdas (un millón procedente directamen­te de Unidos Podemos y el otro llegado a través de la abstención) aventajarí­a al PP en más de un punto porcentual, aunque no en escaños (116 frente a 121).

Pero un trasvase tan decisivo sólo parece posible en una coyuntura de extremada bipolarida­d como la que se registró entre el 2004 y el 2008.

CAMBIO DE CORRELACIÓ­N El avance socialista haría posible que la izquierda sumase más escaños que PP y Cs

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain