El lector expone
La cigarra y la hormiga
Creo que todo el mundo recuerda el sentido de la fábula de La Fontaine: trabajar en verano para poder comer en invierno, cantar en verano y no poder comer en invierno. Esta fábula puede aplicarse al turismo, la estacional pero importantísima industria turística: sobreocupación en verano y drástica reducción en invierno. Por lo tanto, aquellos que viven del turismo deben trabajar en verano, como la hormiga, para poder sobrevivir cuando venga el invierno.
Gente, me imagino, bien intencionada –¿recuerdan a la cigarra?– canta ahora pretendiendo regular los flujos de algo tan importante como es la planificación de las vacaciones de millones de personas, soñando en el verano como premio a su esfuerzo. Quizás no nos damos cuenta de que nosotros mismos somos turistas que lógicamente elegimos mayoritariamente los calores del verano y por las mismas razones los que vienen de otros países nos han elegido a nosotros para realizar sus sueños vacacionales y traernos sus ahorros.
O bien hemos perdido el seny que siempre nos ha caracterizado a los catalanes o bien algunos están haciendo demagogia partidista con sus cantos de cigarra. Prohibir es muy fácil, crear una industria y mantenerla años y años es muy difícil. Ciertamente vivimos una época dorada por el atractivo de una ciudad como Barcelona pero también por el triste deterioro del turismo en otros países mediterráneos en crisis. ¿Qué pasará cuando estos tradicionales países turísticos, que hoy han perdido su turismo, lo recuperen? ¿Les iremos a mendigar para que nos los presten como la cigarra?
ROSA M. AULET VILLÁ
Suscriptora Barcelona