Harvey e Irma, una historia de amor de 77 años, al margen de huracanes
Irma y Harvey no son sólo las dos terribles tormentas tropicales que están protagonizando una temporada de huracanes especialmente devastadora en el Caribe y Estados Unidos. Irma y Harvey son también los nombres de una anciana pareja de Spokane, la segunda ciudad del estado norteamericano de Washington, que estos días contemplan con sorpresa cómo no dejan de ser citados continuamente en los informativos de televisión.
Así lo recoge un artículo publicado esta semana en The New York
Times, donde explican que Irma y Harvey Schluter, de 93 y 104 años respectivamente, desconocían por qué hay huracanes que llevan su nombre. Más que devastación, evacuaciones y feroces fenómenos atmosféricos, la vida de esta pareja ha estado marcada por un larguísimo matrimonio –el pasado marzo pudieron celebrar su 75 aniversario de boda– y la ayuda a niños cuyas familias pasaban por dificultades.
Harvey e Irma –los de carne y hueso– se conocieron en 1940, cuando él fue a visitar a su hermano a Spokane. Ella, que aún estaba estudiando en el instituto, asegura que tuvo dudas sobre su pretendiente porque quería acabar los estudios secundarios. Sin embargo, dos años después se casaron y, al poco tiempo, decidieron instalarse definitivamente en el estado de Washington.
Harvey acabó montando una barbería, que mantuvo en funcionamiento durante 45 años. Además, junto a su mujer, comenzaron a acoger a niños sin hogar, muchos de ellos afectados por discapacidades físicas o mentales. La crónica de marzo sobre la celebración del aniversario de boda de los Schluter aparecida en la publicación local Spokeman Review destaca que, a lo largo de los años, acabaron acogiendo y ayudando a salir adelante a unos 120 pequeños. También tuvieron dos hijos biológicos. Algunos de ellos estuvieron presentes en la reunión organizada para festejar con familiares y amigos la larga vida en común de esta pareja.
Estos días, a Irma Schluter le provoca tristeza las noticias sobre los recientes huracanes, ha confesado a The New York Times. Desde que nacieran a principios del siglo XX, han tenido la suerte de no haber padecido la amenaza de tormentas con fuertes lluvias y vientos huracanados. Por eso, no duda en reconocer su incapacidad para imaginar qué habrían hecho de tener que enfrentarse a una situación tan difícil. Lo que sí tiene claro es que, llegado el caso, estarían dispuestos a ayudar a los demás. Como han intentado hacer desde que eran jóvenes.