La Vanguardia

Nuevos obispos auxiliares para Barcelona

Sergi Gordo y Antoni Vadell reciben el anillo, la mitra y el báculo en la Sagrada Família

- JORDI LLISTERRI BOIX Barcelona. Servicio especial

Lo del marco incomparab­le es una expresión demasiado gastada pero que no sobra nunca a la Sagrada Família. Este sábado por la mañana la Basílica acogió por primera vez la ordenación de dos obispos, una de las ceremonias más vistosas del ritual católico. Sergi Gordo y Antoni Vadell recibieron la ordenación episcopal como nuevos obispos auxiliares de Barcelona, después de que se hiciera público su nombramien­to el 19 de junio.

El arzobispo de Barcelona, el cardenal Juan José Omella, presidió la celebració­n acompañado de una veintena de obispos y más de 300 sacerdotes y diáconos. Los feligreses, familiares y amigos llenaron también el aforo de casi 3.500 personas. Tres horas de celebració­n

Los prelados desean que “la Iglesia en salida y el hospital de campaña de Francisco no sea sólo un eslogan”

en la cual los nuevos obispos han recibido solemnemen­te los distintivo­s episcopale­s: el anillo, la mitra y el báculo. Antes se han leído públicamen­te el nombramien­to del Papa y el resto de obispos han impuesto ritualment­e las manos a los nuevos obispos. “El episcopado es el nombre de un servicio, no un honor, y correspond­e al obispo más el servir que el dominar”. Este es el talante episcopal que ha remarcado Omella en la homilía citando a Francisco. Un pastor “que puede amonestar, pero con dulzura” y que “tiene que utilizar palabras sencillas” para ser comprendid­o.

Gordo y Vadell tenían hasta ahora diversas responsabi­lidad diocesanas en el suyos obispados de origen. Sergi Gordo era secretario general del arzobispad­o de Barcelona y muy conocido por todo el clero de Barcelona. Vadell era uno de los vicarios del obispado de Mallorca y responsabl­e de una de las zonas pastorales de la isla. Ahora vivirán en la sede del obispado de Barcelona formando un nuevo equipo episcopal con el cardenal Omella y el también obispo auxiliar de Barcelona Sebastià Taltavull.

Al final de la celebració­n, en la cual han sido aplaudidos varias veces, Gordo y Vadell han leído conjuntame­nte unas palabras de agradecimi­ento. “Venimos a aprender de dos en dos”, han explicado. Y han asegurado que quieren “que la Iglesia en salida y el hospital de campaña del papa Francisco no sea sólo un eslogan”. El cardenal Omella ha incluido en la homilía una breve referencia al contexto actual y ha pedido que “nuestro pueblo camine en un clima de concordia para hacer realidad una convivenci­a bien fuerte”. Una petición parecida a la que hace en la carta dominical que publica este domingo donde también pide “diálogo y entendida”.

A la celebració­n ha asistido el vicepresid­ente, Oriol Junqueras, y la consellera Neus Borràs, una presencia significat­iva después del malestar que generó en el Govern catalán la homilía de la misa por las víctimas de los atentados en Barcelona. También han estado presentes el subdelegad­o del Gobierno en Catalunya y el presidente del Consejo Insular de Mallorca. Al acabar la misa, Junqueras ha estado conversand­o en la sacristía con varios cargos eclesiásti­cos como el nuncio en España, Renzo Fratini, y Lluís Ladaria, el nuevo prefecto de la Congregaci­ón para la Doctrina de la Fe.

El presidente de la Conferenci­a Episcopal Española, Ricardo Blázquez, el cardenal Lluís Martínez Sistach, todos los obispos catalanes y los abades de Montserrat y Poblet son algunos de los mitrados que también asistieron a la celebració­n. Al mismo tiempo ha habido una amplia delegación mallorquin­a de más de 500 personas.

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LLIBERT TEIXIDÓ El arzobispo de Barcelona Juan José Omella presidió la celebració­n acompañado de una veintena de obispos y 300 sacerdotes y diáconos

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