Las usurpaciones desatan la tensión en el barrio

Una de las primeras cosas que hicieron los ocupas de Robador fue desplegar varias pancartas para dejar claro a los vecinos que no van abrir una narcofinca. La tensión en torno a los puntos de venta de droga instalados en pisos usurpados no mengua en el Raval. Todo lo contrario. Unos 20 vecinos frustraron ayer la ocupación de un bajo de la calle Riereta. Explicaron que unos dominicanos que llevaron uno de los narcopisos más activos del Raval pretendían ampliar el negocio haciéndose con el almacén de un paquistaní que vende muebles de segunda mano. Los ánimos aún estaban caldeados tras el incendio de la noche anterior en la calle Sant Gil. Los vecinos denuncian que el origen del siniestro fue un narcopiso ubicado en los bajos del inmueble. Siete personas fueron atendidas. “El traficante se marchó del hospital para que no le arrebataran su puesto –dijeron algunos vecinos–, y ya está vendiendo otra vez”.