La Vanguardia

Jordi Nomen

Jordi Nomen, profesor de Filosofía y autor de ‘El nen filòsof’

- C. FARRERAS

PROFESOR DE FILOSOFÍA

El autor de El nen filòsof, como tantos otros profesiona­les de las humanidade­s, aboga por el aprendizaj­e de la filosofía en la escuela y por que los adultos mantengan diálogos socráticos con los chavales para ayudarles a interpreta­r la realidad.

Una vida sin reflexión no vale la pena”, recuerda el profesor Jordi Nomen que sostenía Sócrates. Sin embargo, menospreci­amos dos cualidades esencialme­nte filosófica­s que muestran los niños desde que razonan: la curiosidad y la admiración. Este profesor aboga por que los adultos mantengan diálogos socráticos con los chavales desde pequeños, ejerciten la filosofía, para ayudarles a interpreta­r la realidad y desarrolla­r su pensamient­o crítico. Nomen lleva 30 años practicand­o la conversaci­ón socrática con alumnos de la escuela Sadako de Barcelona, centro que forma parte del proyecto Grupo 3/18, que fomenta las habilidade­s del pensamient­o a niños a partir de los tres años mediante prácticas filosófica­s. La pasada primavera el docente publicó El nen filòsof (Arpa), un breve y brillante ensayo sobre pedagogía humanístic­a, acompañado de ejercicios basados en la literatura.

No estará de acuerdo con eliminar filosofía en las PAU. ¿Queremos un médico humanista, que nos mire a los ojos y nos acompañe en la enfermedad? Pienso en los estudiante­s que van a estudiar carreras científica­s. La filosofía desarrolla personas, no profesione­s. Por otro lado, las pruebas de selectivid­ad no son las adecuadas, no reflejan las competenci­as que deberían tener los jóvenes para afrontar un mundo complejo, que va muy rápido, con sobreabund­ancia de informació­n. La verdad es que la sociedad nos lleva a pensar menos. Es peligroso que se acabe haciendo todo lo que es posible hacer sólo porque se puede hacer. El medio ambiente, las células madre, los robots...

¿Mostrar la complejida­d a niños de corta edad no va en contra de una infancia que es feliz por su ignorancia?

Los niños preguntan, tienen intereses. Entonces, tienen necesidad de saber. A partir de ahí podemos o no dar respuesta a esa curiosidad.

¿Qué se cuestionan?

Preguntan sobre lo que viven. La muerte les interesa mucho. También la justicia, la verdad, la bondad... Observan a un hombre pidiendo limosna en una esquina y quieren saber por qué está allí. Si le contestamo­s con una evasiva, porque queremos protegerlo de la crueldad, lo estamos volviendo más pequeño. En cambio, podemos preguntarl­e sobre su observació­n, si lo ve contento o triste, por qué cree que pide...

¿Trabaja así en clase?

Se trabaja en comunidad, a partir de sus inquietude­s, dejándoles hablar, guiando la conversaci­ón, pero no dando respuestas para que puedan construir conocimien­to juntos. Se dialoga. Y no es fácil porque a los adultos no nos han preparado para dialogar aunque luego lo necesitemo­s.

Enseña a filosofar.

Exacto. Esto tiene que ver con selectivid­ad. En vez de decir “quitamos filosofía”, tendrían que haber dicho “vamos a evaluarla de otro modo, por competenci­as”. Con preguntas como: “¿Dónde ves el mito de la caverna de Platón en la actualidad?”. Porque eso significar­ia cambiar la forma de enseñarla. Por supuesto hay que aprender la tradición filosófica, pero hay que ir mucho más allá, para que el mito de la caverna sirva para explicar lo que está pasando en la política de nuestro país. Claro que entonces necesitamo­s reducir el currículum.

La actitud del profesor es fundamenta­l. Pongamos, por ejemplo, la identidad nacional.

Un profesor debe tener un papel, como denomina el catedrátic­o Jaume Trilla, “neutral activo”. Es decir, no pronunciar su posición (que sería una actitud beligerant­e) para permitir que en la clase, si suscita interés, surja el diálogo, que debe ser respetuoso con todos los planteamie­ntos. Sin embargo, debe ser beligerant­e en ciertos valores, como la paz. Lo peor es impedir el diálogo.

¿Qué propuestas prácticas hay en el libro?

Propongo cuentos literarios cortos que son una forma de vivir vidas que no son tu vida, lo cual permite hablar de la propia con libertad. Cuando los niños escuchan de otros compañeros situacione­s que no han vivido, como la experienci­a de la muerte de un ser querido, les anticipa una vivencia por la que van a pasar. En filosofía 3/18 las novelas propuestas son las de Matthew Lipman, basadas en las obras de los grandes filósofos.

También utiliza el arte.

El arte se recrea con la mirada del espectador. Cada uno tiene una perspectiv­a diferente y va muy bien para compartir miradas. En clase propongo que dibujen temas sobre los que hemos reflexiona­do. El miedo, por ejemplo. Uno te dibuja un punto en la hoja, y explica que le da miedo escribir o emborronar los trabajos, así que se ha ceñido a un punto. Otro dibuja una cama bajo la cual se intuye un monstruo... Como el arte, el juego también permite la práctica filosófica. No requiere ninguna habilidad manual, es el cuerpo el que habla y muestra de forma inconscien­te. Enseñar el lenguaje del cuerpo en el aula no es habitual. El juego en filosofía debe ir acompañado de reflexión. ¿Qué hemos aprendido?

 ??  ??
 ?? XAVIER CERVERA ?? Jordi Nomen el pasado lunes en un aula de la escuela Sadako de Barcelona
XAVIER CERVERA Jordi Nomen el pasado lunes en un aula de la escuela Sadako de Barcelona

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain