Un país con un corazón de motor y la competición en las venas
LA 46ª EDICIÓN DEL RAL·LI D'ANDORRA LLENÓ LAS CARRETERAS DEL PAÍS DE MÍTICOS COCHES DEPORTIVOS Y VOLVIÓ A DEJAR DE MANIFIESTO LA EXPERIENCIA Y VOLUNTAD DEL PRINCIPADO Y DEL AUTOMÒBIL CLUB D'ANDORRA EN ORGANIZAR PRUEBAS DE MOTOR DE PRESTIGIO INTERNACIONAL
Las reviradas carreteras andorranas vivieron el paso, este fin de semana, de decenas de modelos míticos en la 46ª edición del prestigioso Ral·li d'Andorra. Una prueba que evidenció, una vez más, la apuesta del país de los Pirineos por organizar eventos y competiciones de motor de alcance internacional de forma segura, sólida y con mucho futuro, a través del Automòbil Club d'Andorra (ACA). Esta organización es especialista, desde hace muchos años, en llevar a cabo una serie de competiciones deportivas de alto nivel que tienen como epicentro las espectaculares carreteras de montaña del país.
Así, el éxito de Andorra y el ACA en la organización de eventos de motor de prestigio internacional volvió a quedar de manifiesto el fin de semana pasado, con el Ral·li d'Andorra Històric. Este año se optó por limitar el número de participantes para garantizar una perfecta organización, unos excelentes servicios y la seguridad de todos aquellos que iban a tomar parte en la competición.
Así que de los más de 160 equipos que quisieron inscribirse, solo pudieron hacerlo 100. Una muestra del enorme atractivo internacional de este rally es la gran presencia de equipos procedentes de Francia, casi la mitad de los que tomaron la salida. La mayoría del resto de participantes se repartieron a partes casi iguales entre los equipos andorranos y españoles.
HISTORIA Y TRADICIÓN
El actual Ral·li d'Andorra nació como tal en 1970, pero la tradición andorrana en este tipo de competiciones se remonta a dos décadas antes, cuando en diferentes formatos se disputaban pruebas de características similares. Basta recordar el Ral·li Internacional d'Andorra, que en 1962 unió a los cinco países más pequeños de Europa –Mónaco, Luxemburgo, Liechtenstein, San Marino y Andorra–, en una prueba que tuvo cinco puntos de partida, las cinco capitales de estos pequeños estados, un punto de reunión, en la localidad francesa de Bayona, y el final en Andorra, aunque antes de llegar los participantes tuvieron que afrontar subidas impresionantes a los míticos puertos del Tourmalet y el Aubisque, y, una vez en Andorra, a La Massana.
O las pruebas míticas que unían distintos puntos de la geografía catalana, como Barcelona y El Vendrell, con Andorra, en los años 60 y 70, y que fueron la cuna de muchas de las competiciones de rallies que se desarrollaron en los años siguientes.
La prueba andorrana recuperó su carácter internacional en 1979, cuando cumplía el décimo aniversario de su consolidación definitiva, y seis años más tarde, en 1984, se organizó el Rally Rothmans Andorra-Lloret de Mar. En aquella ocasión, los pilotos disputaron varios tramos en Andorra, para desplazarse posteriormente a Lloret, donde tuvieron que competir en varios de los tramos que formaban parte del trazado del Rally Costa Brava, una de las pruebas más importantes del mundial de rallies de la época. Aunque en alguna edición posterior el rally tuvo su inicio en diferentes ciudades para acabar concentrando a los pilotos en Andorra, las últimas ediciones han transcurrido en el país de los Pirineos prácticamente sin interrupción hasta hoy día.
FIESTA CIUDADANA
Tan solo en cuatro ediciones la prueba no pudo disputarse por diversas circunstancias, aunque desde el año 2005 ha sido organizada ininterrumpi-
Las reviradas carreteras andorranas acogen importantes citas automovilísticas internacionales desde hace años
damente, cada vez con mayor éxito, tanto de participación como de público asistente.
La continuidad en el tiempo, el enorme interés que despierta entre los pilotos y el éxito de la organización han convertido al rally en una de las pruebas de estas características más importantes de Europa, manteniendo todo su esplendor y contando con una considerable participación internacional, que permite augurar que tiene un futuro espléndido. De hecho, en esta edición del pasado fin de semana se comprobó, una vez más, la comunión de los andorranos con el rally. La exhibición de los vehículos participantes en el centro de la capital andorrana se convirtió en el centro neurálgico del rally, gracias a la colaboración del Comú de Andorra la Vella. La concentración de tantos coches históricos atrajo a mucho público, que, además, pudo conversar con los participantes.
En definitiva, el Ral·li d'Andorra ha vuelto a demostrar este fin de semana por qué se ha consolidado a lo largo de su rica historia como una prueba ineludible, prestigiosa y glamourosa del calendario internacional de pruebas de motor.