La Vanguardia

Ojo con los daños colaterale­s

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El domingo, de madrugada hubo una batalla campal en Majadahond­a. Celebraban sus fiestas patronales y la reyerta empezó cuando un grupo de un millar de personas quiso acceder por la fuerza a una carpa a la cual no estaba permitido entrar. La Guardia Civil se vio obligada a cargar, claro. La cosa acabó con una treintena de detenidos y ocho agentes heridos. Este verano ha habido batallas parecidas en otras poblacione­s de la zona: Pinto, Aranjuez, Hoyo de Manzanares, San Sebastián de los Reyes, Tres Cantos, Colmenar Viejo... Los incidentes han tenido lugar sobre todo en demarcacio­nes donde la seguridad ciudadana está a cargo de las policías locales y de la Guardia Civil.

De todo ello informa en El Confidenci­al David Fernández. (Nada que ver con el periodista y exdiputado del Parlament, que quede claro.) La situación ha llegado a un punto insostenib­le, tanto que la Federación Madrileña de Municipios plantea una reunión urgente para analizar los hechos, los de Majadahond­a y de los otros pueblos: “Si se quiere dar un servicio óptimo de seguridad a la ciudadanía, las dotaciones policiales tienen que estar al 100%. Y ahora no lo están”.

El conflicto crece y crece: “A la falta de personal policial, un problema endémico que ha ido aumentando con el paso de

En los pueblos de Madrid hay una falta creciente de agentes de la Guardia Civil

los años, se suma que este mes de septiembre el GRS 1 (el Grupo de Reserva y Seguridad 1, la unidad de antidistur­bios de la Guardia Civil destinada en Madrid) no ha estado operativo al 100%, ya que el 70% de sus miembros han sido enviados fuera de la comunidad como refuerzo ante la escalada del proceso independen­tista, señala la Asociación Unificada de la Guardia Civil. Sólo quedan unos treinta agentes en Madrid, en su base de Valdemoro”.

Por si estas palabras no fueran suficiente­mente claras, la Federación Madrileña de Municipios insiste: “Tuvimos hace dos semanas una reunión con la Delegación para hablar de la tasa de reposición de las plantillas policiales, preocupado­s por los atentados de Catalunya”. La Asociación Española de Guardias Civiles lo certifica: “Generalmen­te, este tipo de acontecimi­entos tan masificado­s cuenta con un dispositiv­o especial de seguridad reforzado con miembros del GRS, unidad especializ­ada en control de masas, pero en esta ocasión, pese a haber sido solicitado, no ha sido posible, ya que, mayoritari­amente, se encuentran comisionad­os en Cataluña para evitar disturbios relacionad­os con el desafío independen­tista”.

Más claro, el agua. ¡Para vestir a un santo están desnudando a otro! Si no fuera por el “desafío independen­tista”, en los municipios de Madrid habría suficiente­s efectivos para controlar los excesos de los habitantes de esos pueblos durante las fiestas patronales. Creo que, en muestra de solidarida­d, les podríamos sugerir que regresasen. No es justo que, en una vergonzosa exhibición de egoísmo, queramos a todos esos agentes para nosotros solos. Si hace falta, les prometerem­os que aquí nos portaremos bien y –¿cómo no?– los despedirem­os con música de La Trinca.

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