La niña fotógrafa con mirada de lince
Una joven de 13 años de Barberà del Vallès,finalista en el prestigioso concurso Wildlife Photographer of the Year
El Museo de Historia Natural de Londres celebrará el 17 de octubre la 53.ª gala de entrega de premios de uno de los concursos de fotografía de naturaleza más importantes del mundo, el Wildlife Photographer of the Year. En esta edición se han recibido un total de 50.000 fotos de profesionales y aficionados de 92 países, entre las que sólo unas 100 –85 de categoría adulto y 15 júnior– obtendrán la distinción de finalistas. Laura Albiac Vilas, una precoz fotógrafa de 13 años de Barberà del Vallès, está entre los elegidos.
Pisar la alfombra roja la noche de la ceremonia no es nada fácil. Sólo los finalistas y su acompañante tienen ese honor. Sin embargo, la familia Albiac Vilas acudirá este año por tercera vez en las cuatro últimas ediciones, gracias al buen hacer con la cámara de Marc y Laura, de 18 y 13 años respectivamente. Esta vez el reconocimiento recae en la pequeña de la familia, aunque los dos adolescentes llevan toda su vida fotografiando a una gran diversidad de especies animales en su hábitat.
Esta afición la han heredado de sus padres, a los que desde jóvenes también les apasiona la naturaleza y para los que la fotografía era la actividad que complementaba sus excursiones de montaña. Ahora
Laura Albiac: “Me gustaría ir a los glaciares a fotografiar al oso polar o hacer un safari por África”
acompañan a sus hijos y disfrutan junto a ellos. “Mi padre antes hacía fotos a los animales y ahora nos hace más a nosotros”, sonríe Laura.
La trayectoria de la joven es espléndida. Su padre, Xavi, recuerda que “con 4 añitos ya iba con la cámara”. “Si lo pienso, la primera foto más profesional que recuerdo se la hice a un frailecillo en un viaje a Irlanda cuando tenía 7 años”, dice Laura. “Es mi mejor foto a una edad más temprana”, señala. Aunque no fue reconocida por el jurado del Wildlife, sí que estuvo seleccionada entre las 25 fotos (incluyendo adultos y niños) que el jurado presentó para la votación popular.
Este año, sí ha recibido el reconocimiento del prestigioso concurso por su fotografía Glimpse of a lynx (Atisbar un lince), que es una de las 13 primeras finalistas que se han dado a conocer. El jurado del evento la ha considerado una de las mejores en su rango de edad (de 11 a 14 años), una de las tres categorías júnior a las que el certamen otorga premio. Repetirá la experiencia vivida en el 2015 cuando ya seleccionaron su Mosquito lookout (Buscando mosquitos), en una gala en la que su hermano también fue finalista.
Laura nunca había visto un lince ibérico antes de fotografiarlo en la sierra de Andújar (Jaén) tras un viaje que su familia organizó en las navidades del 2015 a uno de los pocos lugares de la Península donde puede encontrarse esta especie.
Tras ver el primer día a lo lejos un ejemplar, el segundo tuvo la suerte de tener a una pareja a tan sólo 15
metros de distancia. “Me impresionó mucho, pero porque todo el mundo no puede tenerlo tan cerca. Fue emocionante encontrarlo en tan poco tiempo”. Lejos de darle miedo, Laura pasó más de una hora y media haciendo fotos a los linces.
La pareja miraba en la misma dirección que la multitud de personas que se iban concentrando en ese punto de la Sierra. “Durante todo el tiempo que estuve allí soóo se oía el sonido de los obturadores cuando alguno de los linces se giraba y nos miraba”, señala Laura. “Eran muy confiados y eso me permitió hacer muchas fotos, pero esta es la que quedó mejor. Cuando tienes una ocasión así, haces una ráfaga. Hay que aprovechar”, sonríe.
Laura reconoce que cuanto más adulta sea, más difícil será la competición, porque el nivel se eleva. Pero su ilusión hace que no se canse de presentar fotos a concursos y de ganarlos. “Ojalá a la edad de mi hermano tenga la ocasión de seguir ahí, porque significará que con la práctica mis fotos serán mejores”. De momento este año ya es una de las ganadoras, en su categoría, del Concurso Internacional de Fotografía de Naturaleza MontPhoto, certamen en el que ya fue premiada en el 2015 y el 2016. Esta vez por la instantánea de un ciervo que tomó mientras salía a buscar al lince.
La ilusión con la que habla de su hobby es la misma con la que lo hace de la gala del Wildlife. Laura aún tiene unos días para comprar el vestido de la ceremonia, algo que le ilusiona especialmente. “Los finalistas recibimos una invitación que dice que debemos vestir de gala; es como si fueran los Oscars”, explica. “Hace 3 años, en el 50.º aniversario del certamen asistió incluso la princesa de Inglaterra”, recuerda Xavi. “Me encanta la gala y cómo está decorado el museo, más ahora que han puesto la ballena”, dice la joven, que por un momento se desprende de la timidez que la acompaña toda la entrevista. Laura se refiere al esqueleto de ballena azul de la sala Hintze Hall, que sustituye a Dippy, el Diplodocus que antes presidía la cena.
Ahora sólo queda esperar al día 17 y buscar nuevos objetivos. “Si pudiera, iría a los glaciares a fotografiar al oso polar o haría un safari por África”. Así sea.