Patrullar por la guerra y la vida
Una guerra
Dirección y guión: Tobias Lindholm Intérpretes: Pilou Asbaek, Tuva Novotny, Soren Malling, Charlotte Munck Producción: Dinamarca, 2015. T.O.: Krigen. 115 m. Cine bélico.
Candidata al Oscar el pasado año en la categoría correspondiente a mejor película de habla no inglesa (la estatuilla fue adjudicada finalmente a El hijo de Saúl, filme sobre el Holocausto) Una guerra es el tercer largometraje de ficción escrito y dirigido por Tobias Lindholm. Los tres han sido protagonizados por Pilou Asbaek, actor visto en series televisivas tan populares como
Juego de tronos y Borgen. Aquí su papel es el de un oficial del ejército danés, situado en territorio afgano y que se encuentra al frente de una compañía encargada de desactivar minas ocultas y mantener a la población lo más alejada posible de la violencia ejercida por talibanes nunca visibles a lo largo de la película. Se trata de una tarea rutinaria pero erizada de peligros y de situaciones terribles en constante repetición, que el protagonista intenta aliviar comunicándose mediante el teléfono móvil con su esposa y sus tres hijos.
El guionista y director Tobias Lindholm afirma que “cuando tu vida está amenazada cada día y ves como tus compañeros mueren delante de ti, tus principios morales cambian”. Es lo que le ocurre a quien está al frente de un todo que a veces depende de nada o de un azar prácticamente invisible. La opresión cotidiana resulta angustiosa, especialmente cuando el comandante debe afrontar una situación límite que provoca su cese inmediato y el regreso a Dinamarca, donde deberá ser sometido a juicio.
El proceso ocupa el tramo final de una película que hasta entonces había venido desarrollándose en dos escenarios paralelos: el frente de batalla y otra batalla, en apariencia menor, que es la que acontecía en un hogar asimismo a la deriva debido a la ausencia del padre, en quien por supuesto todos confiaban. Una guerra mezcla géneros sin decantarse abiertamente por ninguno. Del bélico pasa al melodrama familiar y en su desenlace apuesta abiertamente por el cine de temática procesal. Con sólo tres actores profesionales en el reparto y una bastante hábil puesta en escena, Tobias Lindholm consigue una encomiable experiencia fílmica y emocional.