La Vanguardia

El momento Messi y el tacto de Valverde

- CARLES RUIPÉREZ Barcelona

Tras perder los dos partidos de la Supercopa, el Barcelona abandonó el Santiago Bernabeu tocado y al borde de la depresión. No era para menos. El verano blaugrana había sido una calamidad. La fuga de Neymar había hecho saltar por los aires la planificac­ión de una cúpula deportiva con demasiadas voces y poca reacción. De los fichajes ilusionant­es (Verratti, Coutinho y Dembélé) sólo llegó el extremo francés, ahora roto hasta el 2018. Los otros refuerzos eran Deulofeu, Semedo y Paulinho, mientras apenas se aligeró la plantilla de descartes. Sobre la directiva pesaba (y pesa) la sombra de un voto de censura. Y el equipo dio la sensación de estar un par de escalones por debajo del Madrid. Además, en aquel partido de vuelta, el técnico, Ernesto Valverde, no estuvo acertado en su táctica. Y Luis Suárez y Gerard Piqué regresaron lesionados.

Ya nadie se acuerda. Sólo ha pasado un mes –36 días, para ser exactos– y el equipo le ha dado la vuelta a la tortilla. El Barça es líder destacado en la Liga, donde ha hecho pleno al 15 en las cinco primeras jornadas y ya le saca siete puntos al Madrid. Y para más inri, en la Champions se permitió el gustazo de devolver el 3-0 del pasado mes de abril al Juventus. Eso sí que fue un giro inesperado del guión gracias al momento de Messi y el pragmatism­o de Valverde.

No había mejor hombre para aislar al equipo que el Txingurri, hombre de fútbol y siempre en sus casillas. Algún otro entrenador se habría pasado de convencido y habría crispado más el ambiente. No era fácil mantener la calma pero Valverde no entró en pánico ni se desesperó. Es más, incluso, aún con el abatimient­o de la imagende superiorid­ad blanca bien presente y pese a perder un título, Valverde ya avisó que lo importate no es cómo se empieza sino cómo se acaba. En aquel momentos pocos podían confiar en que lo que ha sucedido podía pasar. Y menos tan pronto. Pero el entrenador del Barcelona era uno de ellos. “Esto acaba de empezar y el año es largo. No hay ningún equipo invencible. Si hay alguna certeza en el fútbol es que todos vamos a perder, nos ha pasado a nosotros y le pasará al Madrid. Las crisis pasan de un lado a otro en tres días”, rebajó el pesimismo en el mismo Bernabeu. El tiempo le ha dado la razón.

–¿Qué le falta al equipo? – le preguntaro­n también al entrenador de Viandar de la Vera en la madrugada del 17 de agosto.

–Lo que hace falta es ganar –sentenció. Y desde ese día se puso manos a la obra para lograrlo.

El desconcier­to del 3-5-2 que inventó Valverde en Chamartín trajo un lección positiva. Messi, que jugó en punta al lado de Luis Suárez, ya no se ha vuelto a mover del centro. El diez juega más cerca del área, casi todos los ataques pasan por él y eso se traduce en goles, muchos goles. Doce dianas ha celebrado el argentino en este inicio de temporada (11 de ellos en los últimos cinco duelos) como falso nueve. De hecho, no anotaba un póquer como el del Eibar desde enero de 2013 al Osasuna, también entrenado por Mendilibar. Neymar y Luis Suárez aún no habían llegado al Camp Nou.

Valverde activó a Leo como finalizado­r pero su primer objetivo fue compactar al equipo, que se partía con demasiada facilidad. El Barça ahora sube con la pelota unido, presiona alto y se repliega bien, con Umtiti como puntal defensivo, algo que agradece Ter Stegen, que ha dejado cuatro veces la portería a cero. Al técnico tampoco le importó hacerle un reset en el disco duro. El Txingurri creyó necesario casi empezar de cero. Y para ello, empezó con el sistema que más utilizaba en el Athletic. El 4-2-3-1 le sirvió para ganar al Betis en la primera jornada (su primer triunfo), con Busquets y Rakitic en el pivote, Sergi Roberto como mediapunta y Alcácer y Deulofeu en las bandas.

El tridente (tan innegociab­le como diferencia­dor) ya no existe y eso le da cierto margen de acción al nuevo entrenador. Y lo ha aprovechad­o Valverde para intervenir e inventar una delantera asimétrica. El extremo derecho abierto y abriendo el campo, Messi por libre en el medio y Suárez como falso 11 tirando diagonales y dejando la banda para que Alba explote su conexión con Leo. Falta que el uruguayo (sólo un gol), por el que Luis Enrique resituó a Messi en la derecha, se encuentre más cómodo en su papel, algo en que seguro Leo colabora.

Hay un último aspecto con el que Valverde se ha ganado al vestuario. No abusa de las rotaciones sino que es justo con los jugadores y los elige según su momento de forma, algo que a la plantilla le gusta por honestidad. Juegan los que están mejor y eso hace que las alineacion­es tengan mucha lógica. El año pasado no se entendió la predilecci­ón de André Gomes por Rakitic. Pero ahora Denis Suárez lo está aprovechan­do a la perfección, Paulinho ha dejado su sello mientras Deulofeu aún no ha despegado. A Iniesta y Piqué les está viniendo bien la continuida­d y la confianza. Es el tacto de Valverde.

PLENO AL 15 Y 3-0 AL JUVENTUS

Tras la Supercopa, el técnico no entró en pánico, aisló al equipo, intervino y fue justo con los jugadores

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