Merkel gana, pero los ultras entran en el Parlamento
La canciller revalida su mandato pese a bajar 8 puntos y deberá pactar para gobernar El extremista AfD logra el 13% y es el tercer partido tras el SPD
Alemania ha experimentado una fuerte sacudida en el paisaje político en el que estaba cómodamente instalada desde decenios, cuando las elecciones celebradas ayer arrojaron un brutal desgaste de los dos grandes partidos que la han gobernado desde la posguerra.
La actual canciller y líder democristiana, Angela Merkel, que lleva doce años en el poder, ganó a su rival socialdemócrata, Martin Schulz, pero las pérdidas de ambos fueron copiosas. Resultado: la formación del futuro gobierno de Merkel se presenta muy complicada, porque Schulz anunció ya anoche que su partido descarta reeditar una Grosse Koalition, como la que ha gobernado en esta legislatura. El SPD pasará a ser el primer partido de la oposición.
Al cierre de esta edición, según los dos sondeos separados de las cadenas públicas ARD y ZDF, la Unión Cristiana Demócrata (CDU) de Merkel, junto a su formación hermana de Baviera, la Unión Social Cristiana (CSU), habían recibido entre el 32,8% y el 32,9% de los votos, mientras que el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) de Schulz tenía el 20,8%. En ambos casos eran los peores resultados electorales desde la reunificación de Alemania en 1990.
“Por supuesto que habríamos preferido un resultado mejor, eso está claro”, dijo Angela Merkel a media tarde en la sede berlinesa de la CDU, donde fue aclamada a su llegada con aplausos y gritos de “¡Angie, Angie!”. En su comparecencia en la sede del SPD, Martin Schulz habló de “día difícil y amargo para la socialdemocracia”, pero prometió que pelearía en el Bundestag por sus “valores y principios de tolerancia y respeto”.
El otro vuelco histórico que han traído estos comicios, no por anunciado menos relevante, ha sido la entrada en el Bundestag (cámara baja) de un partido de ultraderecha, Alternativa para Alemania (AfD), que anoche contaba en ambos sondeos con el 13,1% de los votos, y se convertía así en tercera fuerza parlamentaria.
Mientras, Angela Merkel, dueña de una victoria pírrica, deberá echar mano de la calculadora –no sólo aritmética sino también política– para forjar una coalición de gobierno. Tras la decisión del SPD de no repetir la gran coalición, la única opción que le resta es ensayar un tripartito, inédito a nivel federal, de la CDU/CSU con liberales y ecologistas. “Con la fuerza que se nos ha dado vamos a hablar con los partidos con los que podamos hacer coalición”, aseguró Merkel. También recalcó que “no es posible formar gobierno sin nosotros”.
Según los sondeos, los liberales del Partido Demócrata Libre (FDP) recibían entre el 10,3% y el 10,5% de los votos; y los ecologistas
POSIBLE COALICIÓN ‘JAMAICA’ Merkel tiene la sola opción de aliarse con los liberales del FDP y con los Verdes
TOQUE DE ALERTA “Queremos recuperar a los electores de la AfD, lo haremos con buena política”
de Alianza 90/los Verdes obtenían entre el 8,9% y el 9,1%, mejor de lo esperado. A esta posible coalición se la suele denominar coalición Jamaica, porque los colores de los partidos implicados son los de la bandera jamaicana: negro (democristianos), amarillo (liberales) y verde (ecologistas).
Sin embargo, ese tripartito sería una unión muy compleja. La CDU (y sobre todo la CSU, que tuvo en Baviera su peor resultado desde 1949, según el sondeo de la televisión regional Bayerische Rundfunk) necesita ahora virar un poco más hacia la derecha para rescatar el voto perdido hacia la AfD. Y los liberales se oponen a una reforma de la eurozona para una mayor integración, en la que ellos ven riesgos de mutualización de la deuda de otros países. Son ambos aspectos muy difíciles de digerir para Alianza 90/los Verdes, un partido de izquierdas muy europeísta.
En Alemania, las negociaciones para forjar coalición de gobierno suelen ser largas y arduas. Las que en el 2013 condujeron a la alianza CDU/CSU-SPD que ha gobernado estos cuatro años fueron especialmente largas; supusieron 86 días de conversaciones.
Confrontada con la pérdida de votos por la derecha (la CDU había dicho históricamente que no debía existir ningún partido a su derecha), Angela Merkel afirmó: “Queremos recuperar a los electores que esta vez han votado a la AfD; lo haremos haciendo buena política”. La líder democristiana aseguró que la CDU/CSU estará atenta “a sus preocupaciones” y enfocará sus esfuerzos a la cohesión social y económica, a la defensa de una Unión Europea fuerte, a la lucha contra la inmigración ilegal y las cuestiones de seguridad.
En la CDU/CSU se aprecia la erosión de tres mandatos, pero sobre todo el desgaste de la propia Merkel por su gestión de la crisis de los refugiados; en las elecciones del 2013 tuvieron el 41,5%. Para la socialdemocracia –que a inicios de año se las prometía muy felices trayéndose a Alemania a un Schulz aureolado como expresidente del Parlamento Europeo– es un golpe terrible. En los comicios del 2013, el SPD alcanzó el 25,7%.
Los candidatos de la AfD se mostraban eufóricos. Alexander Gauland, que compartió ser cabeza de lista junto a Alice Weidel, proclamó: “Les perseguiremos; perseguiremos a Merkel y a quien sea, recuperaremos nuestro país y a nuestro pueblo”, mientras sus seguidores entonaban el himno nacional al aparecer en una gran pantalla los sondeos a pie de urna. Weidel, más comedida, aseguró que la AfD haría una “oposición constructiva” en el Parlamento. Por la noche en Berlín, cientos de personas protestaban frente a al lugar donde la AfD celebraba su fiesta electoral.
Finalmente, Die Linke, partido izquierdista poscomunista, logró entre el 8,9% y 9% de sufragios. Un dato a tener en cuenta, para compensar el impacto noticioso que supone la entrada de la AfD, es que en realidad todos los partidos pequeños (son cuatro) han mejorado sus resultados respecto a las elecciones del 2013.
El cuadro que emerge es un Bundestag más fragmentado, con seis partidos (en realidad son siete, pero CDU y CSU forman un único grupo parlamentario) en vez de los cuatro de la legislatura 2013-2017, en la que la AfD no tenía representación, y el FDP la había perdido después de haberla tenido siempre desde 1949. El trabajo parlamentario será con toda probabilidad más
Fue un “día difícil y amargo para la socialdemocracia”, con el peor resultado desde la reunificación
arduo y más áspero, pues así lo sugieren las dinámicas detectadas en parlamentos regionales donde ya está presente la AfD, con su inflamada retórica nacionalista. El complejo sistema alemán de voto y asignación de representación puede hacer que crezcan los 598 escaños oficiales de la cámara; el último Bundestag tenía 631, y en esta ocasión, los analistas señala que en la nueva legislatura podrían ser 680 escaños.
A Angela Merkel, vencedora sin arrasar, le queda el consuelo de acercarse en longevidad política como gobernante a sus predecesores y correligionarios Konrad Adenauer y Helmut Kohl, cancilleres de Alemania durante 14 y 16 años, respectivamente. Si consigue repetir y aguantar como gobernante durante esta nueva legislatura (2017-2021), el récord de los 16 años estará a su alcance.