La Vanguardia

La UE mete prisa a Alemania y Francia para reformar el euro

La entrada de los liberales en el gobierno puede frenar el alcance de los cambios

- BEATRIZ NAVARRO Bruselas. Correspons­al

Difícil sobreestim­ar la importanci­a de estas elecciones para la UE, pero puede haber un exceso de expectativ­as

La reelección de Angela Merkel como canciller abre un nuevo ciclo político más allá de Alemania que la Unión Europea aguardaba con anticipaci­ón. Su victoria electoral al caer el otoño es la esperada culminació­n de la primavera europeísta que se abrió con la victoria de Emmanuel Macron en Francia y la derrota de las fuerzas de ultraderec­ha en otros países después de un annus horribilis que comenzó con el Brexit y se cerró con la elección de Donald Trump.

Bajo Merkel y Macron, el averiado motor francoalem­án está llamado a dar un nuevo impulso a Europa y abordar las reformas tantas veces aplazadas de la zona euro, dolorosame­nte necesarias como dejó claro la pasada crisis financiera. Por su potencia económica, su situación geográfica y el tamaño de su población (y consecuent­e cuota de poder e influencia en las institucio­nes comunitari­as) es difícil sobreestim­ar la importanci­a de las elecciones alemanas para Europa. Las esperanzas de reforma que la reelección de Merkel y el posible renacer del eje francoalem­án han suscitado en las capitales europeas pueden ser sin embargo excesivas, alertan diferentes analistas.

“Merkel es, por naturaleza, muy cauta. No creo que se sume al estilo visionario de Macron” sobre la reforma de la zona euro, opina Stefani Weiss, directora de la oficina en Bruselas de la fundación Bertelsman­n, que ve margen para avanzar en Defensa a partir de iniciativa­s que ya están encima de la mesa pero menos en la gobernanza del euro. “Merkel ha sufrido algunos reveses muy severos y creo que piensa que, en estos momentos, tal y como está la UE, sólo se pueden dar pasos muy pequeños y comedidos porque si no la cosa puede implosiona­r o explosiona­r. No cree que otros países estén realmente listos para ceder soberanía”, afirma.

“El contraste entre las expectativ­as en Bruselas y la campaña electoral no puede ser mayor”, alerta desde el German Marshall Fund Rosa Balfour. Europa ha estado más bien ausente de los debates políticos, mientras en la capital comunitari­a se espera que con las elecciones alemanas “la ola de optimismo iniciada con la elección de Macron llegará a la orilla” y “después de años de actuar cuando estamos al borde del precipicio, permita regenerar Europa”. Balfour pone pegas a este razonamien­to y recuerda la firmeza con que Merkel ha defendido sus principios económicos, su inveterada tendencia a actuar sólo para “salir del paso” y la resistenci­a que puede oponer el resto de países.

Desde la llegada de Macron al Elíseo, Merkel ha dado señales de que está dispuesta a afrontar reformas a escala europea, en especial sobre la gobernanza del euro. Con la firma de la reforma laboral, París ha empezado a cumplir con su parte del trato. El gran condiciona­nte al alcance de los cambios será la elección del socio o socios de gobierno de la CDU. Hundido el SPD, la perspectiv­a de una alianza con el partido liberal (FPD) es la menos favorable a una amplia reforma de la unión monetaria tal y como la plantea Macron o la sueñan en Bruselas, donde se anhela la creación de un Fondo Monetario Europeo, un presupuest­o para la eurozona, el nombramien­to de un ministro de Finanzas y alguna forma de mutualizac­ión de la deuda.

La CDU y los liberales ya gobernaron juntos entre el 2009 y el 2013 y la experienci­a no dejó buen sabor de boca en los países que en aquellos momentos se asomaban al abismo financiero. El FPD prefería expulsar a Grecia del euro que seguir rescatándo­la, recuerda Weiss. “Son muy escépticos hacia cualquier tipo de gobierno europeo y se oponen a cualquier noción relacionad­a con los rescates o transferen­cias fiscales. No serán un socio fácil para Merkel”, concluye. Su cercanía al mundo empresaria­l e industrial hace augurar algún cambio en la posición alemana respecto al Brexit, más favorable a Londres de lo que se esperaba con el SPD. Por otro lado, la posible entrada de los Verdes, un partido pacifista, en la coalición puede complicar los avances en materia de Defensa.

Pese a tantos condiciona­ntes, la Unión Europea no está dispuesta a desperdici­ar la oportunida­d que se presenta. Las institucio­nes comunitari­as han desempolva­do sus viejos planes y presentado nuevas iniciativa­s para tratar de influir en las deliberaci­ones del eje francoalem­án y asegurarse de que cualquier reforma se hace por la vía comuni-

taria y no interguber­namental, como ha sido la norma durante la crisis del euro. Macron presentará mañana los detalles de sus propuestas para Europa, que formarán parte de las negociacio­nes con Merkel sobre, entre otros temas, los nombramien­tos que vienen (Berlín tiene los ojos puestos en la presidenci­a del Banco Central Europeo). Hay prisa.

El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, ha convocado una cumbre especial de la zona euro para diciembre para empezar a discutir los cambios, que quiere dejar pactados en primavera del 2018.

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Manifestac­ión de protesta contra la ultraderec­ha frente a la sede electoral de la AfD
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JENS SCHLUETER / GETTY

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