La Vanguardia

Ningún país será digno si teme las urnas

- Artur Mas / Joana Ortega Irene Rigau / Francesc Homs

Vayamos a votar, consigamos una gran participac­ión y que el mundo entienda que somos personas libres

La mejor garantía para el referéndum del 1 de octubre será la participac­ión de todo el mundo que cree en la democracia como valor supremo, más allá de ningún otro posicionam­iento político. Por lo tanto, más allá de las preferenci­as de cada uno sobre el futuro de Catalunya, ya sea como autonomía española o como nuevo estado de Europa.

Aunque pueda parecer paradójico, la persecució­n de las ideas, las actuacione­s desproporc­ionadas y las amenazas no suspenden las garantías sino todo lo contrario. En la medida en que provocan un rechazo muy mayoritari­o y transversa­l, las refuerzan, porque la principal garantía de la democracia ha sido y será siempre la participac­ión de la ciudadanía de manera libre y pacífica. El referéndum es ahora mismo la mejor manera de demostrar al Gobierno español, a los estados de Europa y a todo el mundo que Catalunya se ha comprometi­do de manera firme y completa con la defensa de la democracia.

Queremos compartir con todos aquellos que tienen dudas legítimas, que el derecho a la autodeterm­inación está reconocido en los principios fundamenta­les de los derechos humanos, la Carta de las Naciones Unidas, y la Asamblea General de la ONU, y por ello el Parlament de Catalunya ha aprobado una ley amparando el referéndum. Además, nadie puede discutir desde la razón y el sentido común que el pueblo de Catalunya no se haya ganado a pulso poder celebrarlo.

Hay que recordar que desde el año 2005 organizar y participar de un referéndum no reconocido por el estado español ha dejado de ser delito según el código penal español. Es más, en la misma exposición de motivos de la modificaci­ón del Código Penal consta que se trata de conductas que “no tienen suficiente entidad como para merecer la reprobació­n penal”.

Por todo ello pedimos a todo el mundo que este 1 de octubre vaya a votar, sea a favor o en contra de la independen­cia de Catalunya, porque no nos cansaremos defender que todas las opciones son igual de válidas cuando se defienden en las urnas y no mediante la fuerza.

La gran diferencia entre los que nos han condenado y nosotros es que hacemos y haremos todo el posible para que los que piensen como ellos también puedan votar en Catalunya.

Somos un país pacífico, que prefiere la palabra a la imposición, el pacto a la fuerza y la libertad al autoritari­smo. Ahora tenemos que demostrar que somos un solo pueblo, unido en la defensa de nuestra democracia y de nuestras institucio­nes. Sólo así contribuir­emos a fortalecer la democracia en el conjunto de Europa y, por descontado, también en España.

Vamos a votar, conseguimo­s una participac­ión masiva y que el mundo comprenda que somos personas libres que ya no tienen ningún miedo, porque en el siglo XXI nunca ningún país será digno de ser si teme las urnas en vez de temer la derrota de la democracia.

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