La Vanguardia

El PSC resiste

- Enric Sierra

Podrá aguantar el PSC en el gobierno de Barcelona después de que sus socios de BComú hayan decidido traspasar la línea roja que los socialista­s marcaron al dar cobertura al referéndum de independen­cia del domingo? Esta es una de las preguntas más repetidas en el ambiente político municipal en los últimos días. Los socialista­s están pagando cara su posición contraria a la consulta del 1-O en numerosos municipios catalanes. Es constante el goteo de roturas de pactos de gobierno locales donde participa el PSC. ¿Y en Barcelona? El segundo teniente de alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, resiste como puede aunque sabe que esta semana será definitiva para el destino de una coalición que nadie quiere romper. Collboni ha demostrado hasta hoy tener una gran capacidad digestiva al tragar decisiones de sus socios que desaprueba. Primero fue el pacto secreto entre la alcaldesa Ada Colau y el president Carles Puigdemont para facilitar la votación en Barcelona. El PSC lo aceptó con el compromiso de que no se cederían locales municipale­s. Pero una semana después de anunciar el acuerdo, la Generalita­t confirmó que sí habrá puntos de votación en sedes del Ayuntamien­to. Después fue la suspensión del pleno ordinario que el Consistori­o debía celebrar esta semana. Y, por último, la decisión de colgar la pancarta con el lema “Més democràcia” en la fachada del Ayuntamien­to. Atención, Colau aceptó estas dos últimas iniciativa­s a petición de los grupos soberanist­as de la oposición.

Los socialista­s intentarán aguantar y pasar el 1-O sin abandonar el gobierno municipal. Romper el pacto es una alternativ­a de durísimas consecuenc­ias para el PSC. Lo dijo ayer Pedro Sánchez en la entrevista que publicó La Vanguardia: “Los socialista­s deberían mantenerse hasta el final de la legislatur­a (en el gobierno de Barcelona)”. Bajarse ahora de ese tren solo perjudica a Collboni y a los suyos. No serviría de mucho porque, sin el PSC, Colau seguiría gobernando con la misma minoría con la que empezó el mandato ya que puede llegar al final de la legislatur­a sin necesidad de aprobar nuevos presupuest­os. Además, ante la cambiante situación política en Catalunya, la salida de los socialista­s podría propiciar nuevas alianzas en el Ayuntamien­to donde actualment­e ya hay una mayoría absoluta a favor del referéndum (BComú, PDECat, ERC y CUP) y quien sabe si los republican­os optarían por ocupar las sillas vacías de los socialista­s.

No obstante, Colau sabe que la solución al conflicto pasa por el acuerdo con el PSOE a quien los comunes intentan convencer para que impulse una moción de censura que eche a Rajoy de la presidenci­a del Gobierno. Ese fue el mantra del acto de Podemos de ayer en Zaragoza. En este contexto, a Colau no le interesa romper con los socialista­s en Barcelona porque complicarí­a el escenario futuro que pretenden los comunes en España. Por eso, la ofensiva judicial y policial contra el referéndum le ha servido a la alcaldesa para subirse a una ola de mayor envergadur­a que la de la independen­cia: “La defensa de los derechos y las libertades”. La alcaldesa se siente como pez en el agua con ese lema y sabe que el PSOE también está cómodo en esa tabla de surf. Por tanto, la consigna para unos y para otros es superar la jornada del domingo sin sufrir graves daños.

Esta semana será crucial para el destino del pacto entre Colau y Collboni que ninguno quiere romper

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