La pesca recreativa pone en peligro al cormorán
Los ornitólogos alertan de la alta mortandad que provocan los anzuelos abandonados y exigen el cumplimiento de la normativa
El cormorán moñudo es una especie que casi se extinguió en 1983 y que está incluida en el anexo 1 de protección europea, el máximo nivel –el mismo que el águila imperial–. La ley no sólo protege al animal, sino el lugar donde se asienta. Recientemente profesionales del Institut Català d’Ornitología y biólogos de la Universitat de Girona, han emitido una alerta ante la gran proliferación de ejemplares heridos o muertos como consecuencia de los anzuelos que se tragan o se clavan en sus cuerpos.
De los 220 ejemplares anillados en los distintos dormideros localizados en la Vila Olímpica de Barcelona, Sant Adrià de Besòs, Arenys de Mar, Calella, Sant Pol de Mar y Blanes, un 18% tienen anzuelos clavados. Según el biólogo Enric Badosa “son aves que tienen un bajo índice de supervivencia” cuando son trasladados al centro de recuperación de aves de Torreferrusa, ya que “no se habitúan a vivir en cautividad”, acaban muy debilitados y fallecen al poco de ser liberados.
“Sería tan fácil como hacer cumplir los horarios de pesca recreativa” en el litoral, esgrimen ornitólogos como Carles Tobella (UdG) ya que estas aves suelen pescar al atardecer y la prohibición de pescar con caña es de las siete la mañana a las diez de la noche. Aún así, muchos pescadores se saltan una norma que tampoco la hacen cumplir los cuerpos forestales de Seprona, Agents Rurals o las propias policías locales.
La Generalitat, a través del departament de Medi Ambient, reconoce la problemática y asegura que promoverá recomendaciones entre los ayuntamientos para proteger la especie vulnerable. A través de los servicios territoriales incluirán avisos en el Plan de Usos del Litoral y “más a largo plazo” en un decreto de regulación de la pesca marítima.