UNA PINACOTECA TUNEADA

La primera edición de BienalSur se inició el 1 de septiembre y se prolongará hasta finales de diciembre en 84 sedes en 16 países y 32 ciudades, la mayoría argentinas y latinoamericanas como Santiago de Chile, Montevideo, Lima, Asunción, Quito o Bogotá, pero también europeas como Madrid, Palma de Mallorca o París, o de otras partes del mundo, como Tokio o Melbourne. Las sedes madrileñas son el Reina Sofia y Casa Encendida y el museo mallorquín Es Baluard. La horizontalidad de la propuesta radica en que la bienal, en vez de tener un curador o equipo de curadores, hizo un llamado internacional coordinado por Diana Wechsler donde más de 2.500 artistas y curadores de 78 países enviaron síntesis de proyectos, de los que acabaron seleccionándose 379, incluidos algunos incitados directamente por la organización. Así, entre los artistas destacan el francés Christian Boltanski, que viajó hasta la Patagonia para instalar junto al mar unas trompetas gigantes que vibran con el viento reinante, imitando el sonido de las ballenas, y cuyo vídeo puede verse en el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires (MNBA); o el fotógrafo iraní Reza Deghati, que dio talleres a chicos de villas de miseria y las imágenes se muestran ahora en la Torre de los Ingleses porteña. Son solo dos de las decenas de propuestas de una bienal que ha convencido al MNBA, principal pinacoteca argentina, de tunear todas sus clásicas salas con unas impactantes intervenciones, un trabajo titulado Interferencias, comisariado por Wechsler.