Liberada una familia que estuvo cinco años cautiva en Afganistán
Trump ve en el apoyo de Pakistán que su país vuelve a ser respetado en el mundo
Una operación conjunta entre Estados Unidos y Pakistán condujo a la liberación, ayer, de una pareja norteamericana –estadounidense ella, Caitlan Coleman; canadiense él, Joshua Boyle– y sus tres hijos, gracias a la información proporcionada por los servicios de inteligencia de EE.UU. La pareja había sido secuestrada en octubre del 2012 en una zona montañosa cerca de Kabul, adonde habían llegado durante un viaje por Rusia y las exrepúblicas soviéticas centroasiáticas de Kazajistán, Tayikistán y Kirguistán.
La red Haqani, una organización terrorista vinculada a los talibanes pero que también funciona como un grupo de delincuencia común, fue la que llevó a cabo el secuestro de la pareja cuando ella se encontraba embarazada de su primer hijo. EE.UU. califica a Haqani de organización terrorista y sus líderes han sido el blanco de ataques con aviones tripulados a distancia.
Contrariamente a otros grupos extremistas, Haqani no suele ejecutar a sus cautivos, sino que espera, pacientemente, a obtener el dinero que reclama por ellos. Un comunicado del Departamento de Estado de EE.UU., sin embargo, utilizó la palabra rescate para describir los esfuerzos realizados por los gobiernos de Pakistán y el suyo propio para llevar a cabo de forma segura la liberación de los rehenes, informa Reuters.
Los servicios de inteligencia estadounidenses habían detectado, según Efe, el traslado de la familia a territorio pakistaní el pasado 11 de octubre a través de la zona tribal fronteriza de Jurram.
En Washington, donde se encontraba de visita el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, se interpretó la colaboración de Islamabad como un gesto de buena voluntad. El Parlamento pakistaní había aprobado por unanimidad el 30 de agosto pasado una resolución para cerrar las rutas de abastecimiento hacia Afganistán para las fuerzas de EE.UU. y la OTAN.
Trump alabó la disposición de Pakistán para “hacer más para proporcionar seguridad en la región” y que la liberación implica que otros países “están empezando a volver a respetar a Estados Unidos”.
El ejército pakistaní aseguró que la familia iba a ser repatriada, pero, según un alto cargo de la seguridad nacional de EE.UU. que mantuvo el anonimato, el marido se negó, en el último minuto, a subir a un avión de su fuerza aérea. Boyle, según otra fuente estadounidense, se mostró nervioso al sentir que iba a estar bajo custodia de ese país. No en vano había estado casado con una hermana de Omar Khadr, un canadiense que se pasó diez años en Guantánamo después de haber sido capturado a raíz de un tiroteo en unas instalaciones de Al Qaeda en Afganistán. Su secuestro, sin embargo, fue una coincidencia, explicaron en el 2014.
En el 2013 y en el 2016 la pareja apareció en vídeos en los que pedían al Gobierno de Estados Unidos que los liberara de los talibanes. Los padres de ella declararon a una agencia digital en julio del 2016 que habían recibido una carta de su hija en noviembre del 2015 en la que les contaba que había tenido un segundo hijo. Ayer se desconocía si estaban al tanto del nacimiento del tercero.
Estadounidense ella y canadiense él, fueron capturados por la red Haqani y han tenido tres hijos en cautividad