La tensa espera político-judicial
La justicia actúa con independencia, pero no vive en una burbuja. Y menos en los tiempos que corren. Es el Estado entero, con todas sus instituciones en alerta, el que siente que está en juego su supervivencia. Se constata estos días y pudo percibirse ayer con ocasión de los actos de la fiesta del 12 de Octubre. La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, departió especialmente con los presidentes del Constitucional y del Supremo, González Rivas y Lesmes, respectivamente. Y al fiscal general, José Manuel Maza, se le vio con la antena puesta en todos los corrillos.
La justicia, en suma, está como todos. Inquieta, a la expectativa y en espera de una señal. Si el artículo 155 se pone en juego, en esa mesa de operaciones hará falta el bisturí de los juristas. Maza ya lo ha sondeado todo, menos a los centros penitenciarios. Nadie quiere, en efecto, mártires políticos ni detenidos, aunque no cabe descartar que acabe habiendo alguno con carácter preventivo y enviado a prisión con o sin fianza.
El común deseo, en cambio, es devolver las aguas a su cauce y encontrar el modo de pasar página. Y ahí está la disyuntiva. La Fiscalía, por ejemplo, deshoja estos días la margarita de qué hacer con Trapero, el major de los Mossos, y con los presidentes de la ANC y de Òmnium, los Jordis, como algunos llaman coloquialmente a Sánchez y Cuixart. Los tres, qué casualidad, comparecen ante la Audiencia Nacional el próximo lunes por la mañana, y a las diez del mismo día expira el plazo para que Puigdemont conteste si proclamó o no la república catalana.
No es aventurada la hipótesis de que la severidad y el rigor de la Fiscalía tal vez se acompasen al grado de claridad de la respuesta. El Gobierno se ha lanzado sobre Puigdemont pidiendo a la vez que por favor le conteste algo asumible a lo que agarrarse, que no suene a engaño ni a jugada de despiste. El artículo 155 de la Constitución es el botón nuclear jurídico y si el Gobierno lo acciona el resultado será que quedará mucha tierra quemada. De ahí las cautelas, los emplazamientos, requerimientos y aspavientos. La partida sigue y cada día que pasa va subiendo la apuesta. Por eso hay también cruce de mensajes bajo la mesa. A pesar de todos los pesares, en efecto, hay llamadas cruzadas, sondeos, incitaciones. Mientras, las togas ansían resultados, con la mirada puesta en el pacto entre PP y PSOE, y a la espera de que llegue la anhelada respuesta, el milagro que evite más querellas y tensiones.