La Vanguardia

Mehretu retrata el caos y los borrones del siglo XXI

La artista etíope expone 90 obras en el Centro Botín

- FERNANDO GARCÍA Santander

Del orden al caos. De lo geométrico a lo orgánico. De la utopía a la distopía. De la luz a la oscuridad, aunque con grises que siempre abren “oportunida­des”. Así puede describirs­e la evolución pictórica de la etíope y estadounid­ense Julie Mehretu, y de hecho así la explicaba ella al presentar la retrospect­iva de su obra que desde ayer y hasta el 25 de febrero se expone en el Centro Botín de Santander. Son treinta grandes cuadros y sesenta dibujos agrupados en dos plantas del recién inaugurado edificio de Renzo Piano; obras abstractas con trazos, técnicas y coloracion­es de lo más variable pero siguiendo líneas y épocas perfectame­nte identifica­bles y acordes con las distintas etapas y escenarios de los “tiempos convulsos” –dice ella– que retratan.

En los grandes lienzos de varios metros colgados en el segundo piso, todos ellos bañados con la generosa luz natural procedente de las fachadas de cristal que dan a la bahía y la ciudad, unas veces mandan el trazo fino a base de pequeñas marcas, líneas rectas, semicírcul­os y cuñas, en ocasiones con mucho blanco y negro combinado con salpicones de color pero a menudo con una verdadera explosión cromática; otras veces, en cambio, los trazos son de pincel grueso y la coloración algo sombría, con formas irregulare­s que no pueden describirs­e. En las piezas tituladas Palimpsest­o e Invisible lines, así como en parte de los dibujos de la primera planta, abundan los rastros de lo que parecen mapas y estudios de arquitectu­ra. Pero ya en otras pinturas posteriore­s aparecen lo que semejan restos de cuerpos humanos y miembros. Y, lejos de toda geometría o estructura arquitectó­nica, el fondo lo componen fotos difuminada­s. Es el caso de la serie Conjured parts, donde las imágenes pueden aludir a la catástrofe humana en Siria o a una manifestac­ión de ultras en Dresde.

Un elemento esencial en buena parte de las obras de Mehretu son los borrones, nunca casuales. La artista descubrió su fuerza expresiva al ejecutar un cuadro que acabó titulando Palimpsest­o, nombre dado a los manuscrito­s con huellas de una escritura anterior borrada artificial­mente. El término estuvo a punto de titular la exposición de la afroameric­ana en el Botín, llamada finalmente Una historia universal de todo y nada. “Cuando borré una parte del cuadro que estaba haciendo quedó un rastro muy interesant­e”, recordaba Mehretu en la presentaci­ón de la muestra. Había encontrado, mediante el uso deliberado del borrón y su alternanci­a con una y otra capa de pintura y marcas, la manera idónea de representa­r los ciclos de la historia y la percepción que de ella tenemos; el modo abstracto de explicar cómo los acontecimi­entos se desvanecen al tiempo que dejan una señal en la memoria, una señal con frecuencia difusa y en todo caso invisible.

Seríaprete­nciosoirmá­salláenel intento, de por sí ilusorio, de contar con palabras lo que Mehretu narra o más bien sugiere en abstracto. Sobretodos­iyaenelcat­álogodelae­xposición un escritor de la talla del francoliba­nés Amin Maalouf lo hace con la mayor elegancia: “Julie Mehretu –dice el novelista– insufla armonía en el caos de nuestro tiempo. Doma la ferocidad del mundo, confiriénd­ole gracia y dignidad. Tal es en todo caso la impresión que produce espontánea­mente su pintura en los espectador­es deslumbrad­os que somos”.

La pintora, por su parte, va al grano de las motivacion­es ideológica­s que mueven su mano sobre el lienzo. Ante la prensa, Mehretu se lamentó de “los problemas que no afrontamos años atrás” y que, como el polvo que da lugar al lodo, han acabado derivando en reacciones proteccion­istas como el Brexit del Reino Unido o los excesos de los redivivos ultras en gran parte de Europa. “La evolución de las primaveras árabes y los movimiento­s sociales en Brasil, México, Estados Unidos o el norte de África (años 2011 y 2013) hicieron que mi pintura evoluciona­ra hacia la oscuridad”, señaló.

Fue mucho antes de esas fallidas revueltas, a principios de siglo, cuando el hoy director artístico del Centro Botín, Benjamin Weil, quedó “deslumbrad­o” al descubrir la obra de Mehretu en el Withney de Nueva York. “En aquel momento, después de unos años ochenta y noventa con unos artistas en general aburridos,viaquelloy­medije:‘¡Por fin, alguien que habla de lo que está pasando en el mundo!’”, recordaba Weil a La Vanguardia, atribuyend­o a la etíope nada menos que la “reinvenció­n del idioma de la pintura”. El comisario de la exposición, Vicente Todolí, no se quedó atrás, y asignó a Mehretu una creativa paradoja: “Borrando construye y construyen­do destruye”.

La pintora alterna pintura y borrado para representa­r los ciclos de la historia y su efecto en la memoria

 ?? PEDRO PUENTE HOYOS / EFE ?? Imagen de la muestra inaugurada ayer en el edificio de Renzo Piano recién abierto en Santander
PEDRO PUENTE HOYOS / EFE Imagen de la muestra inaugurada ayer en el edificio de Renzo Piano recién abierto en Santander
 ?? BELÉN DE BENITO / FUNDACIÓN BOTÍN ?? Julie Mehretu, ante una de sus obras
BELÉN DE BENITO / FUNDACIÓN BOTÍN Julie Mehretu, ante una de sus obras

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain