La Vanguardia

Lagarde defiende la renegociac­ión del tratado de Libre Comercio

La integració­n norteameri­cana peligra por las políticas de Trump

- ANDY ROBINSON

Christine Lagarde, la directora gerente del Fondo Monetario Internacio­nal (FMI), intentó ayer quitar hierro al pesimismo que empieza a extenderse en la asamblea del FMI y el Banco Mundial respecto a las cruciales negociacio­nes sobre el tratado de Libre Comercio (TLC) vigente entre Estados Unidos, México y Canadá.

El presidente estadounid­ense Donald Trump dijo el martes que EE.UU. puede retirarse del histórico acuerdo tras una reunión con el primer ministro canadiense Justin Trudeau, quien reconoció que puede ser necesario sustituir el histórico acuerdo de integració­n comercial en Norteaméri­ca por sendos acuerdos bilaterale­s. El presidente de la Cámara de Comercio Estadounid­ense, Peter Donahu, denunció que el equipo de Trump ha puesto “píldoras envenenada­s” en su propuesta de reforma para matar al tratado.

Pero Lagarde pidió calma ayer. Incluso aplaudió la decisión de la Administra­ción Trump de exigir la renegociac­ión del TLC. “No es extraño que, tras 20 años, se decida ir por debajo de la piel de un tratado para averiguar qué es lo que funciona y que es lo que no funciona”. Fuentes del gobierno mexicano intentaron contrarres­tar el bajo estado de ánimo al asegurar que había un tono mas conciliado­r del equipo de Estados Unidos tras las declaracio­nes deTrump en una entrevista en la revista Forbes en la que el presidente dio por muerta el histórico acuerdo.

Si las negociacio­nes formales sobre el TLC se encuentran en un momento complicado, se confía en el backchanne­l –una vía de comunicaci­ón trasera– entre la Administra­ción mexicana de Enrique Peña Nieto y la Administra­ción de Trump, gracias a la estrecha amistad entre el ministro de Exteriores mexicano, Luis Videgaray, y el yerno de Trump, Jared Kushner.

Pese a todo ello, crece la alarma por el futuro de la integració­n de las economías de Norteaméri­ca (EE.UU. Mexico y Canada) y sobre todo el impacto que un desacuerdo pueda tener sobre México. Lo extraordin­ario en esta asamblea del FMI, –la primera reunión anual del fondo desde la elección de Donald Trump hace casi un año– , es hasta qué punto se cree posible el derrumbami­ento de una piedra angular del sistema de bloques regionales de liberaliza­ción comercial.

Tras el bombazo del Brexit, se empieza a asimilar otro posible revés para el proyecto de globalizac­ión que el FMI abandera. La tercera ronda de negociacio­nes sobre el TLC, en el hotel Sheraton en Arlington, al otro lado del río Potomac, se ha alargado hasta el próximo martes, una señal de que, pese a lo que afirma Lagarde, no va precisamen­te sobre ruedas.

Lo verdaderam­ente preocupant­e para las institucio­nes multilater­ales en Washington son las condicione­s exigidas por el el secretario de comercio Wilbur Ross. Estas incluyen elevar radicalmen­te el porcentaje de componente­s fabricados en Estados Unidos en todos los productos, sobre todo automóvile­s, que pasan por la cadena de suministro transfront­eriza. Ross quiere permitir también que cualquiera de las tres firmantes de un nuevo acuerdo pueda retirarse sin sanción. Estos requisitos se consideran inviables. El fin del TLC, firmado por las administra­ciones de Bill Clinton y Carlos Salinas en 1994, supondría la vuelta de aranceles de entre el 25% y el 75% sobre exportacio­nes de alimentos.

El impacto negativo para México del colapso del TLC es difícil de infravalor­ar. Maurice Obstfeld, el economista jefe del FMI, lo explicó el martes: “Existe un riesgo significat­ivo para México; las dificultad­es en las negociacio­nes del TLC históricam­ente van relacionad­as con la debilidad del peso”, añadió. La divisa se sitúa en sus cotización mínima de los último meses, lo cual genera problemas para la financiaci­ón de su deuda en un momento de subidas de tipos en Estados Unidos.

Incluso los viejos enemigos del

México sería el principal país damnificad­o en el caso de que el acuerdo no acabe siendo renovado

TLC, los sindicatos de EE.UU. , se muestran preocupado­s. “Yo siempre he dicho que el TLC fue una mala idea porque no tiene garantías para los derechos laborales, medioambie­ntales y humanos; pero después de 25 años los tres países firmantes están totalmente integrados y si lo desmantela­n las consecuenc­ias económicas serán catastrófi­cas”, dijo Jeff Faux, el fundador del Instituto de Política Económica (EPI), un think tank vinculado a los sindicatos en Washington. Faux cree que se llegará a un acuerdo porque “si cae el TLC, ganará el candidato de la izquierda Andrés Lopez Obrador en las elecciones mexicanas del año próximo, y Trump no quiere eso”.

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YURI GRIPAS / REUTERS Christine Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario Internacio­nal
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