El Ibex, a la espera
La prima de riesgo cierra en los 119 puntos, inmune a la incertidumbre
Lejos del escenario catastrófico previsto por los augurios más funestos, no cabe duda de que las tensiones políticas están frenando el índice de referencia de la bolsa española.
El Ibex 35 bajó ayer un 0,7% y cerró en los 10.181 puntos en una jornada marcada por el nuevo capítulo epistolar entre el president de la Generalitat, Carles Puigdemont, y el del Gobierno, Mariano Rajoy, sobre el conflicto soberanista en Catalunya. Las espadas siguen en alto y, aunque aún no se han materializado los peores escenarios para el mercado –el caos que se podría derivar de una declaración de independencia, la suspensión de la autonomía y el regreso de la inquietud a la calle–, lo que llega de la esfera política no gusta nada.
Ayer, la falta de visibilidad de los inversores afectó especialmente a la banca que está más expuesta a Catalunya. Banc Sabadell fue el peor valor del selectivo, con la excepción de Siemens Gamesa, que alertó de que iba a tener menores beneficios de los previstos. El banco que ahora tiene su sede en Alicante perdió un 2,8% de su valor, un retroceso superior al que sufrieron Caixabank y BBVA, ambos un 1,7%.
En un día en el que no hubo novedades relevantes sobre el sector financiero, parece evidente que Catalunya restó valor a los bancos citados. De hecho, los otros dos grandes bancos que forman parte del Ibex tuvieron un comportamiento bursátil mucho mejor: el Santander cerró plano y Bankia se dejó apenas un 0,5%. Tanto en un caso como en el otro, el peso de Catalunya en su negocio es muy bajo, sobre todo comparado con sus competidores.
Con un poco más de perspectiva, CaixaBank y Sabadell han paportantes gado un precio elevado por la deriva secesionista ya que han perdido un 6,4% y un 7,9%, respectivamente, desde el 29 de septiembre, el último día de negociación antes del referéndum ilegal del 1 de octubre. En el mismo periodo, el Ibex ha bajado casi un 2%.
El fuerte retroceso de los bancos en octubre, amortiguado ligeramente desde que ambos bancos llevaron su sede social y fiscal fuera de Catalunya, empaña el que hasta hace poco era un excelente año en bolsa. Hasta finales de septiembre, CaixaBank había subido un 35% en bolsa y Sabadell, un 34%. Tras la corrección de las últimas dos semanas, las ganancias se limitan a un 28,6% para el primero y a un 27% para el segundo.
En consonancia con lo acaecido con los bancos más afectados por la situación, el Ibex ha padecido a su manera el castigo de los inversores. En las últimas semanas, el selectivo se ha descolgado del grupo de las bolsas más im- de Europa, cuya revalorización en el 2017 es sensiblemente superior. En concreto, la Bolsa de Milán sube casi un 17% desde enero; la de Frankfurt avanza un 13% y la de París, otro 10%. El Ibex no llega al 9% en lo que va de año. El coste de la crisis de Estado no le ha llevado a las pérdidas, sino a perder la oportunidad de continuar por la senda exitosa del 2017.
Ese es, por ahora, el coste más evidente en los mercados de la crisis política y social de las últimas semanas. En el terreno de la deuda, en cambio, los daños son por ahora mínimos. La escalada de la prima de riesgo, aunque apreciable, no ha tenido continuidad. La prima permanece estable en los 119 puntos básicos y no ha sufrido, como el Ibex, gran volatilidad. La intervención del Banco Central Europeo (BCE) en el mercado secundario –comprando bonos soberanos– impide saber con certeza cómo evoluciona el riesgo España.
Para eso, el mejor termómetro, casi el único hoy, es ver el comportamiento de los inversores en el mercado primario, esto es, las subastas de deuda. Y ahí, el Tesoro no puede tener quejas. Las últimas colocaciones de deuda se han cerrado con ligeros incrementos en los tipos marginales de los bonos, pero con una alta demanda. Esta misma semana, el Tesoro vuelve a apelar a los inversores con subastas de letras y obligaciones por hasta 9.000 millones de euros.