Pensiones a la baja
La OCDE alerta de los efectos del envejecimiento en España
El envejecimiento de la población española tendrá consecuencias funestas para las pensiones, según advierte un informe de la OCDE, que augura ingresos reducidos para las personas con bajo nivel adquisitivo y las mujeres.
España se convertirá a mediados de siglo en el segundo país más envejecido de los estados que forman la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), tras Japón, un fenómeno que agravará el preocupante escenario para la tercera edad, con un aumento de las desigualdades.
En un estudio presentado ayer sobre el futuro de los pensionistas esta organización encendió la alarma demográfica sobre la población española, que presenta una de las tasas de fecundidad más bajas del mundo.
El proceso de envejecimiento general que se constata en el mundo desarrollado, e incluso en buena parte de los países emergentes, va a ser particularmente agudo en España, donde la proporción de mayores de 65 años respecto a la población de 20 a 64 años pasará del 30,4 % en 2015 (28% de media en la OCDE) al 75,5 % en 2050 (53,2%).
Esa será la segunda tasa más elevada de los países miembros de la organización, sólo por detrás de Japón (77,4%) y por delante de Italia (73,9%) o Portugal (72%). Esa evolución tendrá consecuencias directas en muchos aspectos, en especial sobre la financiación del sistema de pensiones, la mayor necesidad de cuidados a los mayores y la posible escasez para cubrir la demanda de mano de obra.
Los autores del estudio subrayan que para España, debido a las carreras laborales irregulares (con menores periodos de cotización y menores derechos a una pensión), “será particularmente difícil garantizar una pensión decente” a las personas con bajo nivel educativo y a las mujeres.
El alto nivel de desempleo en España, que dificulta la inserción laboral de los jóvenes (y consecuentemente afectará a su pensión), hace que la fractura entre generación se haya agudizado más en España que en otros países desde la crisis.
Los ingresos del grupo de 60 a 64 años se han incrementado un 25% más que en el de 30 a 34 años, frente a una media del 13 % en los 35 países miembros de la organización.Estos datos indican que, de mantenerse la tendencia, los nacidos a partir de los años 1960 ya no experimentarán un aumento de sus ingresos medios respecto a las anteriores generaciones, como en cambio ocurría en las últimas décadas.
A escala global, la OCDE alerta de que los jóvenes viven hoy “un mundo muy diferente”, ya que los baby boomers, nacidos entre el final de la II Guerra Mundial y principios de los sesenta, se han beneficiado de un período sostenido de crecimiento económico, mientras que los pertenecientes a la Generación X, que hoy tienen entre 35 y 50 años, ya no pueden asumir que vivirán mejor que sus padres cuando sean mayores.
Por su parte, los llamados millennials, aquellos que han alcanzado la edad adulta a partir del año 2000, se han visto particularmente afectados por la gran recesión, viendo así reducidas sus perspectivas de estabilidad laboral.
De este modo, la idea de “un trabajo para toda la vida” ya no resulta un escenario realista, añade la OCDE. “Las generaciones más jóvenes se enfrentarán a mayores riesgos de desigualdad que los jubilados actuales (...) algunos grupos afrontarán un mayor riesgo de pobreza en el futuro”, advierte el organismo.
El organismo afirma que los jóvenes vivirán peor que sus padres y que ya no hay empleo para toda la vida