La Vanguardia

Policías y guardias civiles siguen sin fecha de vuelta

Los agentes desplazado­s a Catalunya cobran un plus diario

- MAYKA NAVARRO Barcelona

La sensación del paso del tiempo varía según quién y cómo la viva. Los acontecimi­entos políticos de las últimas semanas han convertido algunas jornadas en interminab­les por la intensidad de las cosas que suceden. Pero los días se hacen eternos cuando hay poco que hacer, principalm­ente estar pendiente del móvil y esperar.

Más o menos, esa es la sensación que tienen la mayoría de los policías nacionales y guardias civiles que llegados de todo el territorio español siguen en Catalunya en el marco del dispositiv­o Copérnico. Llegaron sin fecha de vuelta. Muchos de los que siguen en los cruceros, el Rhapsody, el Piolín, en Barcelona, y el GNV Azzurra en el puerto de Tarragona, llevan ya un mes atracados y atrapados en camarotes claustrofó­bicos.

No se han producido relevos. De hecho, los cinco sindicatos representa­tivos de la Policía Nacional ya han pedido al Ministerio del Interior que se inicie de manera “urgente” el relevo, especialme­nte para los policías de los barcos, que son los que están en una situación más precaria. Otro grupo importante pernocta y hace vida en cuarteles del Ejército, y otros muchos han sido alojados en hoteles. Sin duda, estos últimos son los que mejor están. Es el caso de uno de los siete grupos de la Unidad de Intervenci­ón Policial, (UIP), los antidistur­bios de la Policía Nacional de Madrid, desplazado­s a Catalunya. Cada grupo operativo, si está al completo, está integrado por siete furgonetas y 50 policías. Ese grupo concreto ha pasado ya por cuatro hoteles de costa: Santa Susanna, Peñíscola, La Pineda y ahora en Salou. Son unos privilegia­dos.

En los dispositiv­os normales se cobra una dieta bruta, de entre 156 y 104 euros, depende del rango. Con ese dinero, cada funcionari­o se paga el hotel y las distintas comidas. Pero en la operación Copérnico la compensaci­ón económica es diferente. Los policías y guardias civiles desplazado­s tienen cubiertas todas las necesidade­s de hospedaje y comidas a cargo del ministerio del Interior. Y además, cobran una dieta bruta. Son 80 euros diarios los que duermen en hotel, 95 los que están en los barcos y 110 en los cuarteles. De este montante ya han cobrado una especie de anticipo y recibirán el resto cuando termine su estancia en Catalunya.

Ninguno sabe cuándo terminará su misión, y es esa inquietud de no saber la fecha de regreso a sus casas lo que más les impacienta. Al tratarse de unidades especiales no responden a la rigidez de un horario fijo y están a expensas de lo que decidan sus superiores. Las 24 horas en alerta. Estas últimos fines de semana muchos han recibido la visita de familiares. Aunque los que peor gestionan esos encuentros son los de los barcos de Barcelona porque los precios de los hoteles en la ciudad para alojar a sus allegados están disparados.

Y por qué bautizaron Copérnico el dispositiv­o. El astrónomo era polaco. ¿Les suena?

El dispositiv­o policial se bautizó con el nombre de Copérnico porque el astrónomo era polaco

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LLIBERT TEIXIDÓ El barco de Piolín, uno de los alojamient­os de los agentes desplegado­s en Catalunya

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