La Vanguardia

La oleada de fuego termina en Galicia con 35.500 hectáreas quemadas

- A. LUGILDE Santiago de Compostela

La oleada de incendios del pasado fin de semana, que terminó ayer gracias a la lluvia, dejó en Galicia 35.500 hectáreas quemadas, según la primera estimación hecha pública por la Xunta. Se trata de casi el triple de las 12.600 hectáreas quemadas hasta entonces en el ejercicio del 2017. Así este año es el peor desde el 2006, cuando la superficie calcinada fue de 95.880 hectáreas. Fue entonces cuando se produjo, a principios de agosto, una situación de emergencia similar a la de los últimos días, aunque con una duración mayor. Según los datos facilitado­s por la Xunta en el 2006 el territorio devastado por las llamas en los doce días que duró la crisis fue de 77.000 hectáreas.

La ampliación del ya enorme dispositiv­o del que se había dotado Galicia en los años 90, durante los gobiernos de Fraga, y la no repetición de las condicione­s extremas que hubo en el 2006 y el pasado fin de semana permitió que los balances anuales de los últimos ejercicios fuesen mucho menos negativos. Por ejemplo, en del 2007 ardieron 3.038 hectáreas y en el 2014, 1.909. En lo que va del 2017 se han calcinado 48.100.

La Xunta, según la informació­n que facilitó en junio, tenía previsto gastarse este año 105 millones de euros en la extinción, dentro de un presupuest­o total de combate al fuego de 173 millones que incluía las partidas de prevención y gestión del bosque.

Los medios de combate contra el fuego en Galicia resultan muy superiores a los del vecino Portugal, con quien comparte en toda la franja litoral el mismo tipo de bosque, dominado por el eucalipto y, en menor medida, el pino, mientras que cada vez resultan más escasos los árboles autóctonos. Este verano estaba previsto que, cuando los respectivo­s dispositiv­os estuvieron al máximo rendimient­o, en el gallego trabajasen 7.000 personas y en el portugués. 10.000, pese a que el primero tenía que cubrir un territorio tres veces más pequeño.

Ayer al mediodía la Xunta de Galicia informó de que ya no quedaba ningún incendio fuera de control, tras estabiliza­r el de A Gudiña, en el límite de Ourense con Zamora. Ya desde el lunes, mientras amainaban los vientos que trajeron los restos del huracán Ophelia, la lluvia fue sofocando el fuego, primero en la costa y después en el interior. De todos modos, a última hora de la tarde de ayer había 37 incendios controlado­s pendientes de apagar. Las llamas provocaron cuatro víctimas mortales, dos atrapadas en una furgoneta y otras dos que intentaban hacer frente al fuego.

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