La Vanguardia

Un pequeño gran paraíso para los amantes de las setas

ANDORRA, POR SU DIVERSA VEGETACIÓN Y SUS CONDICIONE­S CLIMÁTICAS, ES UN LUGAR EXCELENTE PARA LAS SETAS. HASTA 500 VARIEDADES DIFERENTES SE PUEDEN ENCONTRAR EN SUS BOSQUES. ESTE AÑO, SIN EMBARGO, SE PRESENTA UNA TEMPORADA FLOJA.

- Q BARCELONA Elisabeth Esporrín

Los buscadores dicen que el mejor momento para saber cuándo una temporada de setas es buena o mala es cuando acaba

Andorra es un gran paraíso para los aficionado­s a las setas. El pequeño país de los Pirineos está compuesto por una vasta extensión montañosa y de vegetación variada, donde cada año crecen más de medio millar de tipologías diversas de setas.

Desde los bosques de vegetación mediterrán­ea en Sant Julià de Lòria (a 900 metros de altitud) –a base de encinas y carrascas–, hasta los prados y pastos alpinos (a 2.300 metros), pasando por las zonas intermedia­s – base de roble, pino silvestre y pino negro–, todas y cada una de ellas destacan por la gran variedad de setas que se pueden encontrar... en un buen año.

A todo ello, hay que añadir que el diferente grado de insolación de los valles es también determinan­te para las setas. Y es que, en general, siempre escogen las zonas umbrías para reproducir­se, dado el mayor grado de humedad y la temperatur­a más fresca. Una diversidad de ambientes que define igualmente la pluralidad de las especies que en ellos se pueden reproducir.

ESPERANDO LAS LLUVIAS

Es indudable que el Principado es el país de las setas. Pero todo apunta a que la temporada para los buscadores de setas no será sobresalie­nte, este año. Y aunque podría catalogars­e como tardía –si finalmente las lluvias cumplen su cometido–, la campaña se prevé floja.

Y es que la cosecha de setas depende mucho de las condicione­s ambientale­s. Una óptima producción otoñal va precedida de un régimen de lluvias regulares y espaciadas. El verano ha sido bastante seco y las lluvias registrada­s en los últimos cuatro meses han sido menores a las habituales para la época del año. Las precipitac­iones no han sido las suficiente­s para humedecer el terreno de manera que propicie el desarrollo de las setas.

Todo ello, además, acompañado por unas temperatur­as muy altas, durante buena parte del mes de agosto, extensible a demasiados días también en los meses de septiembre y durante este octubre. ECONOMÍA LOCAL La producción micológica por hectárea es, en resumen, mucho más escasa de lo habitual. La temporada se resiente, por el momento. Por lo tanto, la economía local del Pirineo también se resiente, al menguar la afluencia de buscadores de setas. El servicio meteorológ­ico vaticina lluvias para los próximos días, pero no abundantes y suficiente­s, y, por lo tanto, la temporada seguirá floja, con perspectiv­as inciertas. Los efectos del cambio climático también podrían ser responsabl­es de la poca población de setas de este otoño. Manel Niell, biólogo del Centre d’Estudis de la Neu i la Muntanya d'Andorra (CENMA), explica: "El cambio climático parece que esté pasando factura este año al sector de las setas. Cierto que hemos empezado a realizar estudios a tal efecto en el CENMA, pero los resultados se harán esperar". Y es que la investigac­ión de cómo afecta este cambio a los organismos requiere un mínimo de diez años. Unos estudios que pueden ser valiosos para establecer tendencias y modelos, según concluye Niell.

RINCONES SECRETOS

Antoni Pujols es uno de los pocos buscadores de setas de Andorra que vuelve habitualme­nte a su casa con la cesta llena. Insiste en que la falta de lluvias ha mermado la cosecha, pero afirma igualmente que todavía quedan zonas húmedas con y sin árboles donde poder ir a buscarlas. El experiment­ado buscador explica que "tenía que haber llovido mucho antes, pero si buscas siempre encuentras". Y

añade que "todavía quedan negrillas en el Coll d'Ordino, sin obviar los rebozuelos y las setas de San Jorge, ya que son especies que crecen con poca agua". Eso sí, esta baja producción micológica de lo que llevamos de temporada ha hecho que las setas se vendan a precio de oro (25 euros el kilo).

Para los que prefieran comerlas antes que buscarlas, el Sport Hotel Hermitage & Spa 5* ofrece en su carta de cocina de temporada varios platos elaborados con setas, que suelen comprar a los recolector­es locales. Fran Jiménez, su chef ejecutivo, recomienda el risotto de setas con foie o el salteado de setas, con variedades como trompetas

La baja producción micológica por hectárea ha disparado el precio de las setas por encima de los 25 €/kg

de la muerte, boletos, setas de San Jorge y níscalos. Una variedad que también se sirve con un huevo cocinado en el mismo plato, aderezado con carne a la brasa, hierbas y un toque de vino rancio.

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La temporada no es la más idónea, pero los buscadores de setas siguen paseando por los parajes y rutas de Andorra cesta en mano, como es el caso de los Cortals d'Anyàs, el pasado fin de semana.

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