La Vanguardia

El arte de gestionar

- Joan Golobart

Gestión del encuentro. Creo que ya hace tiempo que los aficionado­s blaugrana que desconocía­n las caracterís­ticas de Valverde se han dado cuenta de que es un hombre que no deja nada en manos del azar. Es un perfeccion­ista y como tal es intervenci­onista. Sabe que cualquier actitud suya puede ejercer o tener una influencia para bien o para mal en el futuro. Y por este motivo no le asusta tomar decisiones, partiendo de la máxima de que la peor decisión es no tomar ninguna. Quizás la que más sorprendió a todo el mundo fue la sustitució­n de Deulofeu cuando se había mostrado como el jugador más incisivo, había influido en el gol y parecía que era un encuentro para reencontra­se, después de muchos minutos alejado del terreno de juego. No sé si el canterano tenía alguna molestia, pero seguro que la razón de peso fue que Valverde quería ganar a través de la optimizaci­ón del rendimient­o de sus jugadores y no a través de la debilidad del rival. El Olympiacos se mostró muy flojo durante la primera mitad pero frente a 10 contrarios podía ser que no se mostrara igual. Ante la duda, responsabi­lidad tomando decisiones.

Vaya tela, Olympiacos. Que imagen tan triste la de los griegos. Saltaron con una disposició­n de líneas que favorecía el robo azulgrana en campo propio. Una línea de cuatro en defensa, cinco hombres en medio campo y un solo punta. Un sistema que te garantiza sufrimient­o extremo en la salida de balón ya que cuando robas no encuentras referencia­s, un solo hombre por delante que aparece con luces de neón para identifica­rse pero estos también avisan a los defensores. Entendiend­o que esta situación es ineludible, la presencia de tantos hombres por detrás del balón en campo propio debe garantizar la intensidad y movilidad extrema. Con acompañami­entos en la marca hasta que lo coge otro compañero que se responsabi­liza de tu jugador. Es decir intersecci­ones de jugadores entre las líneas y vuelta a recuperar el orden defensivo. De todo esto el Olympiacos no hizo nada de nada. Hasta el punto que un jugador fuerte como Paulinho en su desdoblami­ento desde la segunda línea, parecía un profesiona­l enfrentánd­ose

a unos juveniles.

Gestión de Deulofeu. Siempre he pensado que la manera de ser titular en un equipo donde el entrenador no te suele poner de titular, es obsesionar­te por hacerle feliz en los entrenamie­ntos pero amargarlo cuando esté en la intimidad. Que te vea obediente y receptivo en todo aquello que te corrige, pero a su vez hacerle sentir al entrenador que es injusto, cada vez que va a abrir la puerta de su casa y se acuerda que no te da oportunida­des. Deulofeu lo primero que debe entender es que Valverde no es el responsabl­e de su sustitució­n, sino las dinámicas del fútbol. Valverde es el entrenador que te ha dado la oportunida­d de disputar 45 minutos. Si no hace lo primero se convierte en víctima y así nadie es titular en el Barcelona. Si hace lo segundo, Valverde se acordara de él cuando vaya a abrir la puerta de su casa.

A Valverde no le asusta tomar decisiones, es un perfeccion­ista y como tal, intervenci­onista

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MANU FERNANDEZ / AP Deulofeu provocó el primer gol con este centro al área
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