Lluvia de consignas
El Camp Nou clama “libertad” y la polémica de las pancartas hace que vuelva el grito de “Bartomeu, dimisión”
DOS ASIENTOS VACÍOS
Òmnium y la Assemblea plantan al Barça por no dejar entrar pancartas en apoyo a Cuixart y Sànchez
UN ESPONTÁNEO NO LLEGÓ
Se reforzó la seguridad para evitar una invasión de campo: unos 200 vigilantes rodearon el césped
El Barça y el Olympiacos jugaron un partido alrededor de un balón. El Barcelona y Òmnium y ANC disputaron otro con las pancartas en el punto de mira. Bajo un diluvio, en la grada se organizó una tercera disputa posicionándose con una lluvia de consignas en la situación política que vive Catalunya. Entre los cánticos destacó el de “libertad, libertad” que casi se cantó más que el “Barça, Barça” deportivo. Ya se sabe que nunca llueve a gusto de todos. Esos tres duelos simultáneos los presenciaron en silencio dos asientos vacíos en el palco. Estaban reservados y los tenían que haber ocupado Jordi Bosch, secretario de Òmnium Cultural, y Agustí Alcoberro, vicepresidente de la Assemblea Nacional Catalana, que declinaron la invitación del club para hacer visibles las ausencias de sus respectivos líderes, Jordi Cuixart y Jordi Sànchez, encarcelados desde el pasado lunes acusados de sedición.
“Para que nos vieran, nos tapamos el rostro”, dijo el Subcomandante Marcos. Lo mismo hizo el pasado 1 de octubre Bartomeu cuando decidió jugar a puerta cerrada el partido contra el Las Palmas como protesta por la acción policial contra el referéndum. Algo parecido a los zapatistas pensaron ayer las dos entidades independentistas.
El diluvio que cayó desde una hora y media antes del partido sobre Barcelona lo impidió. Esa tromba de agua que no cesó durante los 90 minutos evitó que se viesen estelades en el Camp Nou.
Tampoco hubo ninguna pancarta que diese la bienvenida a la República Catalana, como el día del Juventus, después de los reproches de ayer por la tarde por vetar dos pancartas con las caras de Cuixart y Sànchez, pidiendo la libertad para ellos y calificándolos de “presos políticos catalanes en España”.
Las dos asociaciones independentistas vieron insuficiente el mensaje del tifo oficial que el Barcelona decidió exhibir, que fue recibido con algunos pitos, menos que al himno de la Champions. En la lona se leía DRE, siglas de “diàleg, respecte y esport” y ambos esperaban más contundencia. Pero mientras Òmnium Cultural fue elegante al declinar la oferta, la Assemblea Nacional Catalana estuvo más beligerante. El enfado fue recíproco pues por parte del club se entiende que en el Camp Nou se le ha dado mucha visibilidad a los anhelos de Catalunya. Empezando por la Via Catalana pasó en 2013 por el Estadi, que unos meses antes también acogió el Concert per la Llibertat.
“Alguien que sienta el ‘més que un club’ no colgaría esta pancarta en el campo”, dudó la Assemblea del compromiso de la directiva de Josep Maria Bartomeu. Esa guerra de pancartas hizo que la petición de dimisión de Bartomeu se volviese a escuchar en el Camp Nou.
En la UEFA temían una invasión de campo. El delegado era serbio, Ivkovic, y uno de los asistentes del árbitro, Douglas Ross, un tory escocés –su partido hizo campaña por el no en el referéndum de Escocia en 2014–, y estaban pendientes. Por eso el Barça reforzó la seguridad y uno 200 vigilantes rodearon el terreno de juego pendientes de cualquier movimiento. Y el espontáneo, con una camiseta de Help Catalonia, saltó en la segunda parte pero fue neutralizado antes de llegar al césped. Ah, y el primer gol coincidió con el minuto 17.14 alterando el grito. “In, inde, indepengol”.