Presión a Colau en su partido para que rompa con el PSC
El apoyo del PSOE a Rajoy en el artículo 155 dificulta la relación
El pacto de gobierno suscrito en mayo del año pasado por los comunes y los socialistas en el Ayuntamiento de Barcelona jamás fue bien digerido por los sectores más soberanistas de BComú. Ada Colau y su segundo teniente de alcalde, Jaume Collboni, han ido trampeando desde entonces la situación hasta que el devenir de la política catalana, el conflicto sin precedentes entre el Gobierno español y el de la Generalitat, la postura de las direcciones del PSOE y del PSC y las ganas de algunos compañeros de filas de la alcaldesa por desquitarse de aquellos a quienes consideran artífices de un modelo de Barcelona con el que no sólo no comulgan, sino al que profesan auténtica aversión, han dejado la alianza de izquierdas pendiente de un hilo. Un hilo muy fino y que podría romperse muy pronto.
En los próximos días, en una fecha todavía no cerrada y que dependerá de la evolución de los acontecimientos políticos, la dirección de BComú podría debatir la conveniencia o no de seguir manteniendo el pacto con el PSC, si bien esta cuestión, afirman fuentes de los comunes, no está “oficialmente” encima de la mesa. Esta decisión, en cualquier caso, y como ya sucedió con la de incorporar a los socialistas al gobierno de la ciudad, debería pasar después por el refrendo de las bases.
El detonante que puede hacer estallar este acuerdo es el apoyo del PSC a la aplicación del artículo 155 de la Constitución, la última excusa que buscaba la militancia de BComú más identificada con el movimiento independentista y algunos de sus miembros más destacados, encabezados por el teniente de alcalde Jaume Asens, para forzar la ruptura. La presión se ha intensificado de tal manera que, en este momento, ni siquiera las fuerte resistencia de Ada Colau a dar ese paso, que para ella significaría definitivamente cruzar la frontera de la equidistancia sin posibilidad de retorno y pasar a engrosar unas filas en las que están el PDECat, ERC y la CUP, parece suficiente
ERC se mantiene a la expectativa por si se da la ocasión de pasar de una oposición dura a una nueva alianza
como para asegurar que la continuidad del pacto de gobierno está garantizada. Todo dependerá, apuntan diversas fuentes consultadas por este diario, de cómo se aplique el 155 y de sus consecuencias, y en especial de cuál sea la reacción final de los socialistas.
La dirección del PSOE, la del PSC y, sobre todo, Jaume Collboni han dejado muy claro que ellos no quieren romper con los comunes, que en todo caso serán estos los que les echarán del gobierno. Esta decisión tendría un efecto que va mucho más allá del Ayuntamiento de Barcelona pero, de entrada, en la capital catalana reabriría la puerta a un cambio de socios al frente la institución. Sería el momento de ERC, formación que desde hace muchos meses viene castigando severamente a la alcaldesa por su alianza con el PSC, un partido al que los republicanos colgaron ya hace tiempo la etiqueta de non grato.
Sectores empresariales y del ámbito de la cultura expresan estos días su preocupación ante una posible salida del PSC del gobierno de la ciudad. En el equipo que lidera Collboni han encontrado un interlocutor y han recuperado en cierto modo el nexo perdido con el Ayuntamiento tras las elecciones de mayo del 2015.