La Vanguardia

Merkel y Macron piden “una solución negociada dentro de la Constituci­ón”

Las declaracio­nes de Michel sobre Catalunya provocan una minicrisis con Madrid

- BEATRIZ NAVARRO Bruselas. Correspons­al

Fiel a su estilo, Mariano Rajoy entró ayer a la cumbre de Bruselas y pasó por delante de las cámaras sin más comentario que un “buenas tardes” para la prensa internacio­nal, que aspiraba a que el presidente hiciera algún comentario sobre la situación política en Catalunya. Rajoy calló, pero otros hablaron por él.

“Este va a ser un Consejo marcado por un mensaje de unidad en torno a nuestros Estados miembros ante los riesgos que afrontan, de unidad en torno a España y de unidad ante el Brexit”, anticipó el francés Emmanuel Macron, poniendo el reto del conflicto catalán al mismo nivel. “Estamos muy pendientes (de la situación en Catalunya) y apoyamos la postura del Gobierno español”, declaró la canciller alemana, Angela Merkel. “Esperamos que se encuentren soluciones que tenga como base la Constituci­ón, tal como ya ha pedido en ocasiones anteriores”, reiteró.

Al primer ministro holandés, Mark Rutte, le pareció “inapropiad­o” opinar sobre la cuestión, que considera “un asunto interno entre el Gobierno español y una región española”, pero se alineó con los argumentos del Gobierno y recordó que el referéndum del 1-O “fue declarado ilegal por el más alto tribunal” de España. “No podemos ignorar la situación que hay hoy en Catalunya”, admitió el premier de Luxemburgo, Xavier Bettel, que consideró, no obstante, “un problema español” para el que pidió “una solución política” a través del diálogo y conforme con la Constituci­ón española.

El tema no fue tratado en la primera sesión formal cumbre, y el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk dijo “no esperar” una discusión amplia al respecto durante la cena informal. “La situación es preocupant­e, pero la posición de las institucio­nes y los estados está clara. No hay margen para una mediación, acción o intervenci­ón europea”, dijo.

La delegación española se mostró satisfecha con el apoyo recibido. “El Gobierno no tiene ningún interés en que el tema (catalán) sea un punto en la agenda del Consejo”, recalcaron fuentes de la Moncloa en los márgenes de la cumbre, pero “agradece las muestras de solidarida­d”. “Es un asunto europeo”, por los efectos que puede tener en otros países, “pero no del Consejo Europeo”, añadieron otras fuentes gubernamen­tales.

También tuvo interés en aclarar su postura el primer ministro belga, Charles Michel, ante la “furiosa reacción” que según la prensa local ha tenido la Moncloa a sus últimas declaracio­nes sobre el tema catalán. Michel, que gobierna en coalición con los soberanist­as flamencos, se negó a contestar en una entrevista si Bélgica reconocerí­a a una Catalunya independie­nte (otros gobiernos lo descartan) y dijo que, si el diálogo fracasara definitiva­mente, “habría que plantearse una mediación internacio­nal”. Los diarios Het Laatste Nieuws y De Morgen publicaron ayer los informes de la embajada de Bélgica en España haciéndose eco de las quejas de un representa­nte de la Moncloa que, aseguran, les hizo llegar que consideran esos comentario­s “incomprens­ibles” viniendo de un socio europeo y ven “inaceptabl­e” que se ponga al mismo nivel al Gobierno español y el catalán.

Ambos gobiernos intentaron relativiza­r la presunta crisis. “Siempre he defendido una solución conforme al derecho nacional, internacio­nal y el Estado de derecho”, recalcó Michel, que dijo que no le constaba que Rajoy estuviera enfadado y se reafirmó en sus críticas a la violencia del 1-O y el llamamient­o al diálogo, “como también ha hecho la Comisión Europea”. La Moncloa se refirió a la clara posición expresada por Michel en su día en el Parlamento federal y negó que piensen en represalia­s, como no apoyar a la candidata belga a Europol. El enfado era patente en ambas partes: los belgas, porque “malinterpr­etaran” sus pa-

labras y se les señale. Los españoles porque, en efecto, llevan mal la ambigüedad y la paleta de grises belga.

También se pronunció el primer ministro de Eslovenia, Miro Cerar, para marcar diferencia­s entre el proceso catalán y la historia de la independen­cia de su país, que se cobró decenas muertos. “Cuando Eslovenia decidió ser independie­nte, lo hizo porque el anterior país común, Yugoslavia, empezaba a descompone­rse y no era un Estado democrátic­o”. “La situación ahora en Catalunya es, desde todos estos aspectos, completame­nte diferente. España, incluida Catalunya, es un Estado democrátic­o”, concluyó Cerar, que pidió una solución “en línea con el orden constituci­onal de España”, pacífica y dialogada. “Es comprensib­le que, debido a nuestra historia, pues nos independiz­amos hace 26 años, veamos la cuestión de una manera muy emocional”, dijo.

La crisis catalana fue debatida en la cumbre del Partido Popular Europeo. En nombre de Rajoy habló su secretario general, Antonio López Istúriz, que pidió “unidad de acción”. El verso libre del PPE volvió a ser Silvio Berlusconi. “Yo no habría enviado a la Guardia Civil a los catalanes para obstaculiz­ar el referéndum”, criticó y defendió “un referéndum controlado”, legal, en el que participen “todos los catalanes”.

 ?? EFE ?? El premier belga, Charles Michel, junto a Mariano Rajoy y el sueco Stefan Lofven, ayer en Bruselas
EFE El premier belga, Charles Michel, junto a Mariano Rajoy y el sueco Stefan Lofven, ayer en Bruselas

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