Retorno o no de envases
Siendo que la Unión Europea urge a la reducción de residuos, veamos dos estudios que se contradicen en cuanto a introducir o no el retorno de envases. Uno, publicado en abril de este año 2017, lo desaconseja totalmente. Al parecer, comportaría un coste 12 veces superior al del actual reciclaje habida cuenta de la compra de máquinas de devolución, transporte, manipulación en los puntos de venta, recuento. Se trata de un análisis financiado en parte por Ecoembes y Ecovidrio, empresas dedicadas al reciclaje de los contenedores. Tres meses más tarde, en julio, otro estudio afirma todo lo contrario. Encargado por el Govern catalán, avala la ventaja de que los envases vacíos dejen de constituir un residuo para convertirse en un recurso sostenible. El sistema que implantar consistiría en que el cliente abonara 10 céntimos por cada envase adquirido y los recuperara al devolverlo. Es obvio que el volumen de botellas, tetrabriks, latas y demás por reciclar decrecería ostensiblemente, tanto como lo haría la fabricación. De este modo se atendería al criterio ecológico de priorizar la reducción del consumo por encima de reciclar. Menor negocio para los fabricantes y las empresas de reciclaje, pero mayor beneficio medioambiental. Indispensable reestructuración en los supermercados y demás establecimientos, y reestructuración en la mente de los consumidores. No obstante, a fin de cuentas, nada nuevo bajo la capa del sol.
Aproximadamente hasta la década de los setenta del siglo XX, la gente devolvía en caja los envases vacíos que tenía en casa, y lo hacía como el acto más natural del mundo. Cierto que por aquel entonces la compra a granel era más corriente y, en consecuencia, este disparate de envoltorios de toda clase para toda clase de productos aún no se había producido.
Por pura lógica y necesaria supervivencia planetaria, el retorno de envases tendría que implantarse sin dilación. Las montañas de residuos deben tender a desaparecer, sobrepasando cualquier interés económico, relativizando los diversos estudios y su financiación. Por encima de todo negocio se encuentra la salud humana, indisolublemente unida a la salud del ecosistema. Regresemos, pues, al comportamiento de nuestros padres o abuelos, tan razonable, tan exento de polémica. Y sobre todo, el único beneficioso para nosotros y para nuestros descendientes.