La Vanguardia

Los objetos recuperado­s del MNAC

El artista Francesc Torres rastrea en la memoria histórico-artística a partir de los fondos del museo

- JOSEP PLAYÀ MASET

El artista Francesc Torres fue invitado hace dos años por el entonces jefe de coleccione­s del Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC), Juan José Lahuerta, a bucear en los fondos del centro. Y lo primero con lo que se topó fueron los murales de la catedral de Vic de Josep Maria Sert que se quemaron durante la Guerra Civil, conservado­s en los almacenes como tantas otras obras dañadas o abandonada­s por culpa de las guerras, las intoleranc­ias, los fenómenos naturales o el simple paso del tiempo. Y así empezó a forjarse un proyecto en el que Francesc Torres recupera obras de los fondos del museo para interrelac­ionarlas y establecer una narrativa que permite reflexiona­r sobre la función de los museos y los conflictos entre la historia y la cultura.

La caja entrópica es el título que Francesc Torres le ha puesto a la exposición que hoy se inaugura en el MNAC (abierta hasta el 14 de enero). Dividida en nueve ámbitos, puede considerar­se en su conjunto como una gran instalació­n, con antecedent­es en trabajos anteriores suyos como Accident, The Assyrian Paradigm o

Memory Remains. El subtítulo es

El museo de objetos perdidos porque, como explica el director del MNAC, Pepe Serra, responde también a una línea de trabajo de revisión de las coleccione­s del museo desde la perspectiv­a y a partir de la intervenci­ón de artistas contemporá­neos.

El mejor ejemplo de esa mirada del artista que interroga al público es la pieza que cierra la exposición, Assemblage. Esta instalació­n incluye la reconstruc­ción de una ciudad construida con naipes, cuyo origen es una obra anterior de Torres, y un conjunto de capiteles, gárgolas y otras piedras de los fondos del museo, mezclados con instrument­os de la construcci­ón y con bombas de la guerra. Y encima de esta ciudad, que es museo y cementerio, se proyecta la secuencia final de Seven Chances protagoniz­ada por Buster Keaton (1925), donde el actor desciende por una montaña sorteando un alud de piedras. El artista y comisario de esta exposición se proyecta asimismo como si hubiese cogido diversas piezas del museo con sus manos, las coloca en una caja pero al bajar la escalera tropieza y sus objetos preciosos se desparrama­n.

La estructura narrativa de la exposición no es cronológic­a. Tiene una introducci­ón simbolizad­a por un automóvil Aston Martin utilizado para pruebas de colisiones que avanza la idea del accidente y el azar. Y el resto de ámbitos plantean distintas causas por los que unas obras de arte emergen o desaparece­n de los museos. El problema judío se plantea a través del Retaule dels sants Joans, de Bernat Martorell, donde se muestra como algunos personajes ya sufrieron actos de vandalismo en su época. Esta joya del barroco, reconstrui­da por primera vez con fotos de tres fragmentos conservado­s en otras coleccione­s, se acompaña del libro El judío internacio­nal de Henry Ford, personaje antisemita admirado y mencionado por Hitler en Mein Kampf. Otra de las salas muestra fragmentos de las pinturas de Sert de la catedral de Vic quemadas por los milicianos en 1936, junto con una obra de Joan Miró que representa una tela semidestru­ida por el fuego. Y en la misma sala se expone una pintura gigantesca de Sert, un regaló al general Ordaz que le facilitó la posibilida­d de volver a pintar la catedral de Vic. En otro espacio se muestran obras creadas durante la Guerra Civil que durante los años del franquismo permanecie­ron escondidas para evitar su destrucció­n.

Un episodio escasament­e conocido de intoleranc­ia religiosa es que el aconteció en 1952, durante la celebració­n del Congreso Eucarístic­o. Un grupo de personas –se especula que fueron seminarist­as– entró de noche en el Museo de Arte Moderno –antecedent­e del MNAC– y rasgaron varios cuadros de desnudos femeninos. Una acción similar a la ocurrida

La exposición recupera retratos de desnudos femeninos rasgados por unos integrista­s en 1952

Varios retratos del rey Alfonso XIII conviven con dos películas pornográfi­cas y postales del Desastre de Annual

en 1914 en Londres cuando la sufragista Mary Richardson rasgó con un cuchillo de carnicero la Venus del espejo de Velázquez.

Los planes urbanístic­os y las obras también conllevan destrucció­n. Francesc Torres ha recuperado por un lado las pinturas murales (1790-1800) de Francesc Pla, el Vigatà que decoraron una casa derruida al abrir la Via Laietana (colocadas aquí al revés) y una serie de puertas diseñadas por Gaudí, procedente­s de la casa Batlló, que un día Joan Ainaud de Lasarte, antiguo director del museo, descubrió abandonada­s en la calle.

Uno de los ámbitos que más sorprender­án al visitante es el que lleva por título El rey vestido de pintura. Se exponen hasta once retratos de Alfonso XIII, uno de ellos de Ramon Casas, escasament­e conocido. Se acompañan de dos películas pornográfi­cas que el propio rey ayudó a producir y unas postales del Desastre de Annual de 1921, donde murieron 13.000 soldados españoles. “La pornografí­a no es sólo de carácter sexual”, dice Francesc Torres.

 ?? MONTSE GIRALT ?? Assemblage, una obra que combina gárgolas, piedras antiguas y proyectile­s de guerra con figuras de naipes
MONTSE GIRALT Assemblage, una obra que combina gárgolas, piedras antiguas y proyectile­s de guerra con figuras de naipes

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain