Argentina entrega un cheque en blanco a Macri
El peronismo es, una vez más, el gran derrotado de las legislativas parciales
La coalición centroderechista del presidente argentino, Mauricio Macri, barrió el domingo a su rival kirchnerista (41,76% a 21,83%) en las legislativas parciales. En un movimiento similar al registrado con Emmanuel Macron en Francia, Macri concentra ahora todo el poder.
Mauricio Macri volvió a bailar cumbia el domingo por la noche entre globos y confeti. La celebración duró menos que otras veces, porque el presidente argentino se está acostumbrando a ganar. La victoria en las elecciones legislativas parciales es histórica por varios motivos, pero sobre todo porque ha logrado que una fuerza electoral relativamente nueva y sin implantación federal hace apenas dos años se haya convertido en mayoritaria en todo el territorio, poniendo en cuestión, una vez más, el futuro del peronismo, el gran derrotado.
Los argentinos han dado un cheque en blanco a Macri, que con su coalición de centroderecha Cambiemos –integrada por su partido, Pro, la histórica Unión Cívica Radical y la centrista Coalición Cívica– obtuvo el 41,72% de los votos a nivel nacional, casi el doble que Unidad Ciudadana, la nueva fuerza kirchnerista de la expresidenta Cristina Fernández (21,86%).
Se trata de la mayor victoria de un gobierno en unas legislativas de mitad de mandato –se renovaba casi la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado– desde 1985, con el radical Raúl Alfonsín.
Cambiemos logró imponerse por primera vez en las cinco circunscripciones más pobladas del país: ciudad y provincia de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Mendoza, además de conseguir simbólicos triunfos en provincias marcadamente peronistas como Salta, Chaco o La Rioja, o en el feudo de
los Kirchner, Santa Cruz.
El peronismo fue el gran derrotado, y especialmente Fernández, aunque pocos analistas se atrevan a augurar la extinción del justicialismo, que resucitó mil veces, ni tampoco el final de la carrera política de la exmandataria. Al contrario. Fernández parece dispuesta a liderar a la oposición desde su escaño de senadora pues sigue siendo la única que hace puede hacer frente a Macri, aunque a costa de mantener la división del peronismo. La expresidenta será senadora pero, con el 37% de los votos, perdió en su circunscripción, la poblada provincia de Buenos Aires –38% del censo– ante el candidato macrista, el exministro de Educación, Esteban Bullrich, que sacó el 41% de los sufragios.
En rueda de prensa, Macri interpretó
EXPRESIDENTA KIRCHNERISTA Fernández perdió su disputa personal pero será senadora y líder de la oposición
VICTORIA INÉDITA DESDE 1985 El presidente consolida su poder federal al ganar en las cinco mayores circunscripciones
así ayer su victoria: “La sensación de protagonismo y progreso, que es lo que la gente votó”. Efectivamente, el Gobierno no ha transformado radicalmente el país –donde un tercio de la población es pobre– en sólo dos años, pero sí ha inoculado en los argentinos la sensación de que su centrista política económica gradual –sin abandonar el tradicional asistencialismo peronista pero sin caer en el neoliberalismo menemista– es la mejor apuesta de futuro.
“Argentina no tiene que parar y no tenerle miedo a las reformas porque reformarse es crecer, progresar, evolucionar”, declaró Macri, haciendo un llamado a un gran acuerdo nacional donde, además de los gobernadores provinciales, pretende convocar a sindicatos, empresarios y representantes de los poderes judicial y legislativo. La búsqueda de un consenso que desde hace tiempo se compara en Argentina con los Pactos de la Moncloa españoles.
Macri sabe que para rellenar el cheque en blanco y revalidar el mandato en las presidenciales del 2019 necesita consenso y pactar esas reformas. “El Gobierno de Cambiemos consolidó su poder con la elección”, dice a La Vanguardia el politólogo y periodista Daniel Galvalizi que, sin embargo, considera que “el triunfo no es tanto un aval a Macri sino un deseo de poner fin a la etapa de Cristina Kirchner”. Galvalizi recuerda que “Cambiemos no tendrá mayoría absoluta por lo que seguirá obligado a pactar con al menos parte del peronismo, a través de los gobernadores, elegidos como interlocutores preferentes”.