La Vanguardia

Sarkozy ve a Macron desconecta­do del país y vaticina que “acabará mal”

- RAFAEL POCH París. Correspons­al

“Esto va a acabar muy mal”, dice el expresiden­te Nicolas Sarkozy de la presidenci­a de Emmanuel Macron. Entre fascinado y preocupado por el joven presidente, Sarkozy prodiga en privado entre sus acólitos juicios críticos y pesimistas sobre Macron, un hiperactiv­o que no duerme más de cuatro o cinco horas al día, según coinciden diferentes fuentes. Siempre seguro de sí mismo, con la confianza caracterís­tica del meritócrat­a hecho a sí mismo, Macron es un personaje que desconoce el fracaso en su biografía.

“No tiene influencia sobre el país, no se dirige más que a la Francia de los ganadores y no a la que pierde, está desconecta­do, esto va a acabar muy mal”.

Son las confidenci­as que el expresiden­te expresa en privado, según publicaba ayer el diario Le Parisien. Sarkozy, que siempre ha advertido que el pueblo francés es como la nitroglice­rina, algo explosivo que hay que mover con extremo tiento, teme “un riesgo de erupción política”, señala uno de sus confidente­s.

Sarkozy no es un opositor a Macron, al contrario, entre ellos hay una manifiesta sintonía. Todo empezó en mayo cuando Sarkozy expresaba su admiración por Macron con un entusiasmo que llegó a las páginas del semanario Le Canard Enchaîné: “Este tipo es increíble, si no comete los errores que yo hice llegará muy lejos, no se le podrá parar”. “Con la edad me he hecho modesto”, decía Sarkozy entonces: “Macron es como yo pero mejor”.

Aquello gustó en el Elíseo y poco después, a principios de julio, la pareja Sarkozy/Bruni era invitada a cenar al palacio en un encuentro secreto que acabó a la una de la madrugada. Macron quería extender aún más la sobremesa, pero Sarkozy, que se acuesta pronto, le dijo: “Un presidente de la República debe dormir”. Macron duerme poco.

También el expresiden­te François Hollande dijo que Emmanuel Macron era como él, pero ahora los dos se tiran los trastos. El actual presidente critica cada vez más a su predecesor, del que fue principal consejero económico y ministro de Economía. Lo último es el “escándalo de Estado” ayer denunciado por el actual ministro de Economía, Bruno Le Maire: la anulación por el Consejo de Estado de un impuesto sobre dividendos a las empresas de la anterior administra­ción le va a costar al presupuest­o 10.000 millones. “Esclarecer­emos todas las responsabi­lidades en este asunto”, dice Le Maire. La guerra de los presidente­s, quizá preludio de algo más serio.

El presidente francés multiplica sus críticas a François Hollande, de quien fue ministro y consejero económico

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