Sarkozy ve a Macron desconectado del país y vaticina que “acabará mal”
“Esto va a acabar muy mal”, dice el expresidente Nicolas Sarkozy de la presidencia de Emmanuel Macron. Entre fascinado y preocupado por el joven presidente, Sarkozy prodiga en privado entre sus acólitos juicios críticos y pesimistas sobre Macron, un hiperactivo que no duerme más de cuatro o cinco horas al día, según coinciden diferentes fuentes. Siempre seguro de sí mismo, con la confianza característica del meritócrata hecho a sí mismo, Macron es un personaje que desconoce el fracaso en su biografía.
“No tiene influencia sobre el país, no se dirige más que a la Francia de los ganadores y no a la que pierde, está desconectado, esto va a acabar muy mal”.
Son las confidencias que el expresidente expresa en privado, según publicaba ayer el diario Le Parisien. Sarkozy, que siempre ha advertido que el pueblo francés es como la nitroglicerina, algo explosivo que hay que mover con extremo tiento, teme “un riesgo de erupción política”, señala uno de sus confidentes.
Sarkozy no es un opositor a Macron, al contrario, entre ellos hay una manifiesta sintonía. Todo empezó en mayo cuando Sarkozy expresaba su admiración por Macron con un entusiasmo que llegó a las páginas del semanario Le Canard Enchaîné: “Este tipo es increíble, si no comete los errores que yo hice llegará muy lejos, no se le podrá parar”. “Con la edad me he hecho modesto”, decía Sarkozy entonces: “Macron es como yo pero mejor”.
Aquello gustó en el Elíseo y poco después, a principios de julio, la pareja Sarkozy/Bruni era invitada a cenar al palacio en un encuentro secreto que acabó a la una de la madrugada. Macron quería extender aún más la sobremesa, pero Sarkozy, que se acuesta pronto, le dijo: “Un presidente de la República debe dormir”. Macron duerme poco.
También el expresidente François Hollande dijo que Emmanuel Macron era como él, pero ahora los dos se tiran los trastos. El actual presidente critica cada vez más a su predecesor, del que fue principal consejero económico y ministro de Economía. Lo último es el “escándalo de Estado” ayer denunciado por el actual ministro de Economía, Bruno Le Maire: la anulación por el Consejo de Estado de un impuesto sobre dividendos a las empresas de la anterior administración le va a costar al presupuesto 10.000 millones. “Esclareceremos todas las responsabilidades en este asunto”, dice Le Maire. La guerra de los presidentes, quizá preludio de algo más serio.
El presidente francés multiplica sus críticas a François Hollande, de quien fue ministro y consejero económico