La Vanguardia

Un buen día

- Carlos Zanón

Me he despertado casi a las diez y me he quedado en la cama más de tres cuartos de hora. Anoche fui a ver una película desastrosa que en este diario daban tres estrellas y la verdad, no mereció la pena. Un guion a trompicone­s que ni Emma Suárez conseguía salvar. La película es mexicana. Juan Pablo Villalobos, que es escritor, amigo y mexicano, cuelga en Twitter que en una escuela le han hecho la mejor pregunta de su vida: ¿escribes un libro cada día? En una ocasión mientras hacía una mudanza, al saber que yo escribía, me preguntaro­n si los había escrito todos yo. “Sólo este”, les vacilé. Era Lord Jim. Ya puestos, uno bueno. Cuando salimos del cine, Puigdemont ya había hablado. Habrá contienda y habrá víctimas, pero quedamos con Javier en una pizzería cerca del paseo de Sant Joan. El secreto no está en la masa sino en Angelo, que desde el cielo manda buenas vibracione­s a la que fuera su esposa y que es quien las cocina con dos botellas de agua de litro y medio y sin cambiar de ingredient­es, dice Josefina. Entra el sol por la ventana y brillan en al aire algunas motas de polvo. Suenan en mi cabeza Los Planetas en un campo de golf. También suena Kafka: Alemania ha declarado la guerra a Rusia. Por la tarde fui a nadar. Bajo a la cafetería y leo en La Vanguardia que han demandado por fraude fiscal al niñato. Y no me he acordado de la DUI hasta pasado un buen rato. Luego los de siempre han venido por aquí con sus banderas y sus cánticos, y mis amigos y yo hablábamos en voz baja no por nada, no por nadie, no porque importe las tonterías que decimos, ni en qué idioma, pero a nadie importa quienes somos o parecemos o qué pensamos y yo me distraigo con cualquier tontería del bar. Hemos vuelto a leer periódicos y a dejar de comprar libros. Buscando adivinador­es del porvenir, augures y chamanes. Qué va a pasar, hechicero, díganos si nos vamos a hacer daño y cuánto daño es necesario para volver a dejar de hacerse daño. La emperatriz Sissí ha sido asesinada y todo es BarçaMadri­d. Luego, hemos vuelto al bar de siempre y he pensado cosas de ti que acaban estropeánd­ome del todo. Como los tiranos escribiré una carta. Amenazas, desaires, amagar y no dar. Siempre es mejor tener algo que perder que tener perdido algo. Hemos acabado tomando unas cañas y han contado chistes. Uno ha dicho que si se va a modificar la constituci­ón, él se pide delgado. De regreso, me he echado en la cama y he estado durmiendo hasta las seis y después he leído unos tebeos de Spiderman que casi no recordaba. He puesto la tele y había debate y Girauta ha dicho algo realmente increíble. Y me he puesto triste el momento justo antes de irme. La casa se me echaba encima. Había quedado de nuevo a las diez y me he acercado a la ciudad, atravesand­o calles con banderas unas y otras que no ondean sino que cuelgan con pinzas de la ropa en un extremo, como camisetas de equipos que jugaron una final de la que ambos salieron derrotados. Lo cierto es que no hacía nada de frío y he quedado con Coco y nos hemos metido cuatro millones de bravas y no he vuelto a pensar en el 155 hasta que he llegado a casa y ya no he podido dormir como últimament­e me pasa.

La emperatriz Sissí ha sido asesinada y todo es Barça-Madrid.

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