La Vanguardia

Cuatro minutos en el infierno

En 1942, el Murcia envió al Barça a Segunda durante un lapso dramático

- Barcelona Xavier G. Luque

A finales de junio de 1942, mientras la prensa española seguía con deleite las victorias de “las fuerzas del Eje” y celebraba la superiorid­ad del Afrika Korps en Marsa Matruk y El Alamein, el Barça luchó a todo o nada para mantenerse entre la élite de Primera División. De hecho, durante cuatro minutos del partido de promoción contra el Murcia (28/VI/1942), el Barça fue virtualmen­te un equipo de Segunda. Y hasta el 61, estuvo en el limbo.

En aquellas circunstan­cias, con el club intervenid­o, depurado y vigilado por los nuevos estamentos franquista­s, una pérdida de categoría quizá habría sido irreparabl­e. El partido a cara o cruz se jugó en el campo de Chamartín, donde justo una semana antes los blaugrana se habían proclamado campeones de Copa. Durante siete días los jugadores del Barça se mantuviero­n concentrad­os en Aranjuez, donde, como explicaron los protagonis­tas años más tarde, del partido de promoción poco se hablaba. “Cuando salimos al campo para enfrentarn­os al Murcia veníamos de una semana de fiestas”, recordaba Domènec Balmanya, uno de los baluartes del centro del campo barcelonis­ta. Fue un domingo de mucho calor y cuando los jugadores del Barça todavía no sabían ni dónde estaban el Murcia ya ganaba. En el minuto 22 y mediante un lanzamient­o de falta, un catalán de Ivars d’Urgell, Emili Huguet, situó a los murcianos por delante. En aquellos momentos, el Barça era un equipo de Segunda.

“Reaccionam­os y al final nos impusimos claramente, 5 a 1”, añadía Balmanya. Y no dudaba del secreto de la reacción: “Fue cuestión de echarle cojones, esa es la pura verdad”. Pero no fue fácil. El Barça empató en el minuto 26, con un fuerte chut de Mariano Martín, uno de los mejores delanteros centro de la historia blaugrana. Pero el 2-1, el que devolvía al Barça a la Tierra, se hizo esperar. En el minuto 61, un centro del extremo Josep Valle lo convirtió en gol el mismo Martín con un remate de cabeza. El tercero (72) también lo marcó Martín, a servicio de Jaume Sospedra (los dos aparecen abrazados en la portada del semanario Marca), el cuarto (77) fue de Sospedra y el quinto (89) de nuevo obra de Martín. El árbitro, Pedro Escartín, ni dejó que se centrara. Pitó el final.

El Barça estaba salvado y, con el Madrid y el Athletic, es uno de los tres únicos equipos que siempre han jugado en la máxima categoría del fútbol español.

“Les machacamos”, explicaba Balmanya de forma sencilla. Y se aseguraba de recordar que aquel no fue el único partido dramático del Barça de la posguerra. “Yo todavía sufrí más en la última jornada de Liga, contra el Castellón. Aquel día, si no ganábamos, bajábamos a Segunda directamen­te. ¡Tengo que confesar que yo solito me cargué a medio equipo contrario! Me lie el pañuelo a la cabeza, como decía yo, y atropellab­a gente, uno tras otro. Nos costó mucho el primer gol. Cogí la pelota y a mi lado

EL RECUERDO DE BALMANYA “Veníamos de una semana de fiestas y empezamos perdiendo; entonces todo fue cosa de echarle cojones”

iban cayendo tíos mientras avanzaba. Pasé la pelota a Bravo y marcó. ¿El árbitro? Pobrecillo. Cerró los ojos. En Les Corts no cabía un alma...”

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ZARCO / ARCHIVO MARCA - SEMANARIO GRÁFICO Martín, en el suelo, acaba de marcar de cabeza un gol para el Barça
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