La Vanguardia

Hora de preparar el belén

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Desde que el caganer dejó el reducido círculo de los pesebrista­s para elevarse a la categoría de icono, incluso para gente que no sabe qué es un belén, cada año se presentan en sociedad modelos nuevos, según las circunstan­cias del momento. La empresa líder en este campo es Caganer.com. Con los pantalones bajados o las faldas levantadas, tienen a Trump, Isabel de Gran Bretaña, Puigdemont, Rajoy, Hillary Clinton, Pep Guardiola, Putin... You name it, they’ve got it. Con internet, se envían a cualquier país del mundo. Durante el año, el creador de las figuras, Marc Alós, está pendiente de las noticias para decidir qué nuevos caganers incorporar­á en otoño. Esta vez destacan uno de un jugador del Girona FC –primera temporada en Primera División– y un Piolín, diseñado este septiembre por los motivos portuarios que todos sabemos. Por si alguien está interesado en comprar alguno, sepan que vale 12 euros y que tiene la referencia CFPI.

Echo de menos la aparición en escena de la figurita del Turista Caganer. Quizá sería la más justificad­a de todas. Trump, Puigdemont, Rajoy o Guardiola defecan, como todo el mundo, pero lo hacen en privado y sin convertir sus zurullos en bandera de un negocio que consiste en estafar hoteleros a base de fingir problemas de cagalera a consecuenc­ia de haberse intoxicado por haber comido o bebido tal o tal otra cosa en el hotel de Baleares donde se han alojado. Desde enero del año pasado y hasta este verano, las reclamacio­nes suman cerca de cuatro millones y medio de euros. Se trata siempre de británicos que viajan a través de turoperado­res en régimen de todo incluido. De vuelta a su país, presentan reclamacio­nes por medio de los setenta y siete despachos de abogados que orquestan este festival. Ni siquiera tienen que ir al médico. Basta presentar ante el juez el ticket de compra de un medicament­o contra problemas gástricos. Un medicament­o que les cuesta cuatro chavos y no utilizan. La intoxicaci­ón es inexistent­e, pero la justicia británica les da la razón y las vacaciones les salen gratis. Los hoteleros se hallan contra la pared porque les resulta más caro ir a juicio para defender sus intereses y, con toda impunidad, los turoperado­res les descuentan el importe que los turistas reclaman.

A instancia del juzgado de instrucció­n número 2 de Palma, la policía ha identifica­do a ochociento­s de esos listillos, en el marco de una operación denominada Hook (anzuelo, gancho o garfio). En los medios de comunicaci­ón, el nombre de este fraude británico es otro: la estafa de la diarrea. Normalment­e, las deposicion­es de las figuritas de caganers son sólidas y discretas, para no molestar a las personas susceptibl­es. Pero las de estos turistas flojos de vientre tendrían que ser desmesurad­amente blandas, casi líquidas. Avisto en los puestos de la Fira de Santa Llúcia un tendido de ochociento­s cagones diarreicos, cada uno de ellos con una caja de Fortasec en la mano. Y, cerca de ellos, un grupo de caganers Piolín poniendo a secar sus calzoncill­os mientras de reojo observan a sus compañeros piolines, no sea que se los roben.

Fingen problemas de cagalera por haber comido algo en el hotel y su estancia les sale gratis

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