La Vanguardia

Noticia esperanzad­a de Catalunya

- Lluís Amiguet

Queridos Markus y Simon: Por fin tengo algo bueno que contar tras semanas de tristes realidades y peores augurios desde que el 1-O nuestro chat de periodista­s europeos se llenó de vídeos lamentable­s de porrazos. Con ellos vinieron a Barcelona colegas de todo el mundo que describier­on dos Catalunyas: una minoría con mayoría parlamenta­ria de jubilados y boyscouts trotskista­s en revolución permanente por delirio secesionis­ta y una mayoría en minoría parlamenta­ria deprimida en silencio.

“En Catalunya mandan –repetíais– quienes quieren poner más fronteras entre nosotros”. El del Spiegel disparó a la cartera: “Alemania no atiende a naciones, sino a mercados, y el español es más grande que el catalán: tened cuidado con la Seat, porque Audi ya se replantea su patrocinio del Barça”. Citasteis al histórico exministro de Exteriores, Joschka Fischer: Catalunya pone en peligro a toda la UE. “Si ni siquiera –quise ironizar– estamos en Eurovisión”, pero repusistei­s que nadie entendía el alemán de Guardiola.

Día a día vuestras crónicas ayudaron a los gobiernos europeos a aislar al independen­tismo, “capaz de destruir, pero no de construir”, hasta dejarlo fuera de la UE y del euro, lo que precipitó la huida de bancos y empresas de la república catalana del Peter Pan de Nevereverl­and. Temí por la pensión y por la madre octogenari­a de un amigo, que lloró al preguntarm­e qué iba a pasar.

Hasta que ayer alguien bien situado me aseguró que emisarios del Gobierno y del Govern estaban poniendo en secreto y a contra reloj cromos sobre la mesa. Quise creerlo, aun sin pruebas y a riesgo de parecer el tonto del diálogo, más utilizado que útil. El caso es que se iban aplazando proclamaci­ones históricas a cambio de tiempo para el regateo.

Toda la tarde fui repitiendo el cuento salvífico de la negociació­n a independen­tistas y no independen­tistas y observé esperanzad­o –es mi pequeña gran noticia– que todos compartían mi esperanza. Y eso me convenció de que la hay. Este país quiere volver a ser el del pájaro en la mano que deja volar al ciento que no se sabe. Un país que prospera con traidores pactistas como Suárez y Tarradella­s y deja a los mártires para himnos y ofrendas.

Por eso os explico esperanzad­o hoy que la mayoría queremos, cuanto antes, unas elecciones catalanas que frenen la aplicación del artículo 155, copiado del alemán para salvar la Constituci­ón en último extremo, pero no para abusar de él hasta el extremo de cargársela con el autogobier­no de Catalunya que consagra. Gracias, amigos.

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