Prendas con mucha vida
Con más de 2.000 contenedores, el programa Roba Amiga aúna la protección del medio ambiente y la integración social
Un total de 17 empresas de inserción social impulsan conjuntamente el programa Roba Amiga (contenedor naranja), implantado en Catalunya a través de entidades que actúan en sus respectivas zonas territoriales: Troballes en Lleida; l’Encant en Girona; Engrunes, Formació i Treball, Andròmines o Solidança en el área de Barcelona y Baix Llobregat; Nous Horitzons en Berguedà; Volem Feina en Solsona...
Todas estas entidades actúan bajo el paraguas de la ley de empresas de inserción social aprobada en Catalunya en el 2002, a la cual se acogieron asociaciones y fundaciones que venían desarrollando estas actividades. Más de 2.000 contenedores en la calle y en otros espacios públicos son la demostración del éxito de este programa en el que se aúna protección el medio ambiente y ayuda social.
Estas entidades sociales mantienen acuerdos con los ayuntamientos mediante los cuales éstos les ceden espacios para instalar los contenedores naranja. Todas ellas dan empleo a personas en situación personal muy vulnerable. Inmigrantes con dificultades de integración social, personas que han perdido su empleo o empobrecidas, ex presos o mujeres que han sido víctimas del maltrato tienen aquí una nueva posibilidad de encauzar sus vidas. La selección de estos empleos la hacen los servicios sociales de los ayuntamientos en donde actúan estas empresas. “Las personas a las que se da empleo hacen aquí un itinerario personalizado de inserción social que dura entre 6 meses y dos años”, explica Isabel Gimeno, directora gerente de Solidança.
¿Qué explica el notable incremento de la actual recogida del textil? “Cada vez hay más contenedores en la calle; la frecuencia de la recogida es mayor y el ciudadano está más concienciado”, explica Isabel Gimeno, quien destaca la ventajas que supone la recuperación de estos materiales para propiciar la reutilización y el reciclado, lo que a su vez comporta menos consumo de recursos (tejidos, algodón, lana...), agua o energía. La recogida además se está haciendo más eficiente. Se ha frenado el pillaje, pues se ha implantado un contenedor blindado, en donde no es posible el robo, gracias a un rotor giratorio como de un convento de clausura.
Una visita a unas de las naves en las que se hace acopio del material textil permite entender el éxito de esta actividad, regida por un minucioso engranaje organizativo. Nos encontramos en la planta de la empresa social Solidança, en Sant Just Desvern, en donde anualmente se recogen tres millones de kilos de ropa, procedentes del Bages, zonas del Vallès, Baix Llobregat y zonas del Barcelonès Nord.
Las prendas, que llegan en furgonetas, son ordenadas con rigor y sometidas a dos fases de selección; en una primera se separan en grupos básicos (ropa de hombre, mujer, abrigos, zapatos, niños, hogar), antes de ser clasificadas por el personal con criterios de selección más afinados y minuciosos (corbatas, pañuelos...). Solidança da trabajo a 80 personas, de las cuales 30 se dedican específicamente a trabajar con ropa. Por su parte, la Fundació Formació i Treball de Càritas (200 contenedores e incrementos de recogida del 10% anual) da trabajo a 25, nos explica su director general, Albert Alberich.
La selección de trabajadores la hacen los servicios sociales de los ayuntamientos