La Vanguardia

Talla niño

- Sergio Heredia

Hoy estoy blandito. Hay un circuito maravillos­o en los bosques de Palafrugel­l. Se trata de un rectángulo de unos 800 m, con suaves pendientes. Si me pongo cabezón, puedo ir muy deprisa.

Hace más de veinte años, aquel era el paraíso de mediofondi­stas y fondistas de nuestro país. Se montaban concentrac­iones de cuatro o cinco días. Íbamos en otoño, y también en primavera. Dormíamos en Palamós, y desde allí conducíamo­s diez minutos hasta el circuito de cross.

Recorriend­o esos parajes, éramos felices. Los muchachos nos dejábamos la piel sobre las mullidas alfombras de pinaza.

La sensación era curiosa. Corriendo entre los pinos, el sendero se estrechaba. El bosque volaba, y la naturaleza parecía rendirse a tu paso. Escuchabas tus pisadas y los jadeos de los compañeros. Y de fondo, lejos, llegaban las voces de Vicente Egido, el entrenador, que iba cantando los parciales. –¡Vais paseando, chicos! –voceaba. Entre dientes, alguno le maldecía. Cuando llega el verano, vuelvo a aquel circuito. A veces se lo cuento a mis compañeros de aquel grupo. Les mando un watsap:

–Hoy he ido al bosque. Me he sacado los ojos. Me he acordado mucho de vosotros.

La mayoría me contesta. Allí lo hemos pasado muy bien y muy mal.

Si estoy inspirado, agarro el cronómetro y me pongo a dar vueltas al circuito. Si soy capaz de bajar de los tres minutos a cada vuelta, entonces es que estoy corriendo de verdad. Ahora tengo 47 años. Desde hace dos temporadas, bajar de los tres minutos por vuelta ya es una proeza para mí. Rozando el límite, me voy a 3m05s.

El tiempo corre en mi contra, pero sigo siendo un emocionado; para el verano, me he marcado un reto

El tiempo corre en mi contra, pero sigo siendo un emocionado. Este último verano me fijé un reto. Me dije:

–Tienes doce meses para recuperar parte de tu resistenci­a. El próximo agosto, deberías volver a correr por debajo de tres minutos a cada vuelta.

Así que he iniciado el plan. Troto más deprisa, controlo los ritmos y apenas piso el gimnasio. He reducido las sesiones de pesas, de dos a una por semana. Los cambios han sido inmediatos. La zancada se ha aligerado. Es más redonda y fluida. Y los tendones han dejado de quejarse.

Lo que pasa es que he perdido un par de kilos. Y Silvia, por ahí, no pasa. Mirándome, me dice:

–Mira qué bracitos. Me casé con un hombre y ahora tengo en casa un niño.

Como sigo empecinado, a veces me compra camisetas y me dice que las ha sacado de la sección infantil.

Yo me rebelo. Orgulloso, voy por ahí con mi logotipo del Capitán América. A cuatro euros, oye.

Y en esas ando, con la que se ha liado por el procés.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain