CUADERNO BARCELONÉS
ASTUCIA CIUDADANA
Bueno es recordar la actuación del pueblo barcelonés a renglón seguido de un momento trágico. Por si no hubiera bastado el bombardeo inmisericorde ordenado por el general Espartero, Barcelona fue castigada en 1843 a pagar una contribución extraordinaria. Los soldados habían de pasar casa por casa a cobrarla. Unos ciudadanos reaccionaron de inmediato ante aquella nueva agresión, y optaron por el uso de la astucia. En la reunión secreta acordaron eliminar todas las trazas informativas que había entonces: el nombre de las calles y el número de cada edificio pintados en la fachada. En una sola noche, una red de discretos activistas voluntarios se desplegaron con sigilo y eficacia por toda la ciudad para así cumplir el plan estratégico. Cuando la soldadesca intentó hacer efectivo el cobro, al ser todos invasores foráneos no lograban orientarse; a sus preguntas, los ciudadanos se limitaban a responderles con vaguedades. Y así se logró desbaratar aquella imposición. De ahí que la nueva rotulación y numeración de la vía pública se llevara a cabo mediante lápidas. Todo esto lo contó un testigo presencial en Memorias de un menestral. 1792-1854, escritas por Josep Coroleu y que
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