La Vanguardia

El tiempo es breve

- PÁGINA 28

La Vanguardia pide que se ponga fin, con la convocator­ia de elecciones y la suspensión del 155, a la tensa situación que vive Catalunya, cuyas institucio­nes pueden ser intervenid­as por el Estado.

La Lazio es un club de Roma que toma el nombre de su región, el Lacio. Sus colores son el azul y el blanco, en honor de la bandera griega, porque lo fundaron en 1900, en pleno renacimien­to del olimpismo. Está hermanado con el Real Madrid y el RCD Espanyol. Con el primero, por un partido de fútbol de la Champions en el 2001 en el que se enfrentaro­n. Con el segundo por lo que los italianos, con su lengua elegante, llaman “convergenz­e politiche”. Tiene una historia reciente agitada, después de que en 1980, tras un escándalo de apuestas amañadas, bajase de categoría. Estuvo tres años en divisiones inferiores y, cuando volvió a Primera, en 1986, hubo un nuevo caso de corrupción que a punto estuvo de devolverlo a la miseria.

En todos los equipos de fútbol hay grupos de seguidores de extrema derecha, eso que conocemos como ultras. No se salva ninguno, a excepción –quizá– del Sankt Pauli de Hamburgo. Pero los de la Lazio destacan por practicar un racismo organizado y sistemátic­o que los supera a todos. Ahora ocupa lugar destacado en la prensa por una provocació­n de estos extremista­s. En el Estadio Olímpico –que comparten la Lazio y la Roma, rivales

Dice el himno del club: “En el cielo ‘biancazzur­ro’ brilla una estrella / que de todo el firmamento es la más bella”

crónicos–, en la zona de los ultras biancazzur­ri descubrier­on en las paredes adhesivos con la imagen de Ana Frank, la chica judía que vivió escondida en una cámara secreta de Amsterdam hasta que los nazis la encontraro­n y la llevaron al campo de exterminio de Bergen-Belsen, donde murió. La habían pasado por el photoshop y le habían puesto la camiseta de la Roma. El hallazgo tuvo lugar el domingo pasado, tras el partido contra el Cagliari. Además, encontraro­n pintadas que decían: “Los hinchas de la Roma son judíos”. El escándalo fue inmediato. La gracieta la han condenado desde Ruth Dureghello, directora de la comunidad judía de Roma –“Eso no es fútbol. Eso no es deporte. Antisemita­s, fuera del estadio”–, hasta el presidente de Italia, Sergio Mattarella –“Es un gesto inhumano y alarmante”–, pasando por el ministro de Deportes, Luca Lotti: “No hay justificac­ión. Son casos que deben ser condenados incondicio­nalmente”. En acto de desagravio, al día siguiente de los hechos, el lunes, el presidente de la Lazio visitó la Gran Sinagoga de Roma –en el Lungotever­e de’ Cenci, junto a la Via Catalana– y llevó una corona de flores con un lazo con los colores del club.

El ex primer ministro Matteo Renzi ha propuesto que este fin de semana todos los futbolista­s jueguen con la estrella de David en la camiseta. La Federación Italiana de Fútbol ha ordenado que, antes de cada partido, se guarde un minuto de silencio –quizás en Italia lo hacen entero, no como aquí que, en casos así, con unos segundos basta– y se lea un fragmento del diario de Ana Frank. El presidente de la Lazio ha prometido que cada año llevará a doscientos de sus hinchas al campo de exterminio de Auschwitz para que se enteren del percal. Que los vigile de cerca, no sea que hagan inscripcio­nes en las literas y las paredes como las de algunos turistas cuando visitan campos de exterminio. Tipo “Pierfrance­sco è stato qui” y un smiley a continuaci­ón.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain