El vigía de Frankfurt
El presidente del BCE ve prematuro juzgar ese riesgo para el sistema
Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, sigue muy de cerca lo que ocurre en Catalunya, por si el conflicto pudiera amenazar la estabilidad financiera.
Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE), dijo ayer que consideraba que aún era pronto para afirmar que los acontecimientos que están sucediendo en Catalunya representan una amenaza para la estabilidad financiera, aunque subrayó que la entidad presta “gran atención” a la situación. “La importancia de lo que ocurre es significativa”, señaló el banquero italiano en la rueda de prensa posterior a la reunión del consejo del BCE. ¿Se puede cuantificar ese riesgo para los mercados, para el propio euro, para la estabilidad o el crecimiento de la eurozona? Draghi, siempre prudente en sus manifestaciones públicas, no eludió la pregunta, aunque dijo que resultaba “prematuro” concluir que la situación supone un riesgo para la estabilidad financiera. Pero no se lo toma a broma. “Lo observamos con atención. Con gran atención”, añadió.
La cuestión sobre Catalunya se coló, como era previsible, en la rueda de prensa en la que el guardián del euro dio a conocer las decisiones de política monetaria adoptadas por el consejo del BCE en su reunión más esperada y decisiva en meses, ya que era la marcada por los analistas para conocer el nuevo rumbo del banco central.
Y Draghi no falló esta vez. El banquero regaló ayer a los mercados un montón de tiempo más –dos años, como mínimo– para asimilar la vuelta a la normalidad en la política monetaria. Como estaba previsto, el banquero italiano anunció tras la reunión del consejo del BCE el plan de la institución para su retirada gradual, acomodaticia, de los estímulos monetarios que buscan desde hace años impulsar el crecimiento, la creación de empleo y la inflación. Quienes están endeudados ganan la certidumbre de que no habrá subida de interés antes de mediados o finales del 2019, en el supuesto más perjudicial para sus intereses. Es posible, incluso, que sea más tarde y que Draghi ceda su puesto al próximo presidente del BCE el 1 de noviembre del 2019 sin haber subido los tipos en los ocho años de mandato. Ya se verá.
De momento, lo único seguro es lo que sucederá a partir del próximo enero. El programa de compra de bonos soberanos y corporativos por parte del BCE vencía en diciembre y ya es oficial que hay una nueva extensión, esta vez de nueve meses... prorrogables. Los 60.000 millones mensuales bajarán a la mitad con el cambio de año y las compras llegarán por lo menos hasta septiembre del 2018 o más allá, si no se alcanzan los objetivos de inflación o se ve necesario por cualquier otra circunstancia. Así pues, el balance del BCE –cuyos activos ya superan los 4,36 billones de euros– equivale ya al 40% del PIB de la eurozona.
Draghi explicó que, con el mantenimiento de la expansión monetaria busca “mantener unas condiciones de financiación muy favorables” en la eurozona porque todavía las cree necesarias para que suba la inflación hasta algo por debajo del 2 %, que es su objetivo. Junto con esto, el exgobernador del Banco de Italia dijo que espera que “los tipos de interés se mantengan en los niveles actuales durante un período prolongado que superará con creces el horizonte de sus compras de deuda”, es decir que prestará al 0% por lo menos hasta bien entrado el 2019.
Anna Stupnytska, economista global de Fidelity, destacó que Draghi utilizó sobre todo cuatro palabras: confianza, paciencia, persistencia y prudencia. “Sigo esperando una retirada muy gradual de las políticas acomodaticias de compras de activos, que probablemente continúen más allá del horizonte temporal del nuevo programa anunciado hoy”. El euro acusó el golpe y pasó de más de 1,18 dólares antes de la rueda de prensa a perder los 1,17 dólares por la tarde.
El banco central promete al menos dos años con los tipos de interés muy bajos en el entorno del 0%