EE.UU. se pregunta otra vez ¿quién mató a Kennedy?
Trump autoriza la publicación de 2.800 informes sobre el magnicidio de Dallas pero, pese a la expectativa, mantiene 300 documentos en secreto
Han pasado 54 años desde el magnicidio de Dallas y la sociedad estadounidense vuelve a preguntarse quién mató a Kennedy. ¿Actuó Lee Harvey Oswald por su cuenta? ¿Estuvieron implicados los servicios de Inteligencia en el magnicidio? ¿Hubo complot? ¿Fue el asesinato una operación urdida por espías rusos o cubanos? ¿Hay materia para sospechar del vicepresidente y luego sucesor de Kennedy, Lyndon B. Johnson?
Probablemente todas estas preguntas sigan sin respuestas concluyentes después de que el servicio de Archivos Nacionales hiciera públicos ayer documentos que todavía permanecían secretos sobre las investigaciones relacionadas con el caso, al cumplirse los 25 años de plazo establecidos por la ley aprobada bajo la presidencia de George H.W. Bush que prohibía su difusión. El presidente Donald Trump, que generó una enorme expectativa sobre la liberación de todos los documentos ocultos atendió finalmente las súplicas de los servicios de Inteligencia para que mantuviera oculta parte de la documentación por motivos de seguridad nacional. De los 3.100 informes que quedan por desclasificar, sólo se publicarán 2. 800. Los 300 restantes permanecerán en revisión durante 180 días y después ya se verá. “He ordenado levantar el secreto” comunicó Trump, pero alegando las objeciones de los servicios de Inteligenciaañadió que “no tengo otra opción hoy que aceptar esas recomendaciones”. Todos los documentos relacionados con la investigación del asesinato de Kennedy ocupan cinco millones de páginas de registros. Aproximadamente el 88% de la colección ya se ha hecho pública. Un 11% se ha publicado con restricciones y sólo el 1% permanecía hasta ayer oculto a la opinión pública. Lo nunca visto hasta ahora son 3.100 informes, pero también deben desclasificarse en su integridad 30.000 archivos publicados parcialmente.
Los expertos se muestran escépticos respecto a que los documentos hasta ahora ocultos arrojen nuevas luces sobre el magnicidio de Dallas, aunque su interés se centra en el viaje que realizó Oswald en vísperas del asesinato a Ciudad de México. Según diversos especialistas, los contactos de Oswald con espías soviéticos y cubanos podrían aclarar si el asesinato de Kennedy fue urdido por un complot comunista. Es una teoría poco sustentada, porque los investigadores académicos han constatado que Oswald ni siquiera consiguió con sus contactos ninguna garantía de asilo político.
Lo que ahora debe publicarse son sobre todo informes del FBI y de la CIA. Mike Pompeo, el actual jefe de la CIA, se ha empleado a fondo para convencer al presidente Trump de que no convenía publicar ciertos informes de Inteligencia elaborados en la década de