La Vanguardia

La atención en los niños mejora si viven cerca de espacios verdes

La vegetación alrededor funciona como un restaurado­r cerebral

- ANA MACPHERSON

Tener espacios verdes alrededor de casa influye en el desarrollo de la capacidad de atención en los niños. Un nuevo estudio del proyecto INMA (Infancia y Medio Ambiente) de ISGlobal sobre el impacto de hábitos y entorno en el desarrollo cognitivo de los niños y niñas ha comprobado esta realidad en un amplio grupo de pequeños, 1.500 en total, de València y Sabadell. Los investigad­ores siguen a esta población desde que eran embriones en los vientres de sus madres y muchos de ellos ya han alcanzado los 14 años.

Les sometieron a pruebas de atención a los 4-5 años y luego a los 7. A los mismos críos. “Sabemos mucho de ellos, de sus familias, sus casas, sus escuelas, sus hábitos... Hemos analizado con ayuda de las imágenes de satélite cuánto verde tenían alrededor de sus casas para determinar si tenía una influencia significat­iva en su capacidad de atención”, explica el epidemiólo­go del instituto de investigac­ión sanitaria Biodonosti­a, Jesús Ibarluzea, coautor del estudio que ha dirigido Payam Dadvand desde ISGlobal y que financia la Fundació La Caixa.

Los más pequeños hicieron un ejercicio en el ordenador en el que tenían que pulsar cuando apareciera una determinad­a figura, una estrella, por ejemplo, y no cuando lo que se veía era un balón. Había que detectar cuándo había que pulsar la tecla y cuándo no. El test medía los aciertos y el tiempo de respuesta, los errores y las omisiones. Cuando el resultado muestra mayor variabilid­ad –a veces acierta, a veces no y cambia la rapidez de respuesta–, indica que la atención no es sostenida. Cuando no se responde, que cuesta focalizar. Cuando se equivocan al pulsar, impulsivid­ad e hiperactiv­idad.

Para los de siete años la prueba tenía los mismo objetivos pero con unos ejercicios un poco más complicado­s. Hay cinco peces en la pantalla y los dos de un extremo y los dos del otro miran para el mismo lado, pero el quinto de en medio a veces sí, a veces no. Al pasar los mismos niños los test a los cuatro y a los siete años, los resultados son muy sólidos y claramente establecie­ron la relación entre más espacios verdes alrededor de casa y mejor atención.

También intentaron evaluar el papel que desempeñab­an los árboles, pero no han dado diferencia­s significat­ivas en estas dos áreas tan urbanas donde viven los 1.500 niños estudiados. “Pronto replicarem­os el estudio en el área cantábrica, donde el verde es distinto, más abundante y permanente, y podremos comprobar su impacto. También quizá incorporem­os las zonas azules, las aguas”, apunta Ibarluzea.

Los estudiosos sostienen que la cubierta vegetal alrededor actúa como restaurado­r de la capacidad de atención. Los espacios verdes no sólo amortiguan los estímulos estresante­s de la contaminac­ión o el ruido, sino que son un lugar en el que la atención puede recibir estímulos a los que no tiene que atender, que no requieren esa atención focalizada. Se refieren a los sonidos de los pájaros, un aire más limpio, una visión apaciguada. De ahí el efecto restaurado­r de la atención.

Jordi Sunyer, coordinado­r del estudio y jefe del programa Salud Infantil ISGlobal, defiende asimismo el efecto de otros fenómenos asociados al espacio verde, como el de la actividad física, el descanso y la interactua­ción entre las personas. “Por todo ello son imprescind­ibles para el desarrollo de los cerebros de las nuevas generacion­es”, señala el epidemiólo­go.

En un estudio anterior de ISGlobal también se demostraba cómo una mayor exposición a espacios verdes dentro y alrededor de las escuelas podrían mejorar el desarrollo cognitivo de los niños y niñas de entre siete y diez años.

El estudio de ISGlobal se basa en pruebas de atención de 1.500 chavales a los cuatro y a los siete años

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