Potaje de referentes
El secreto de Marrowbone
Dirección: Sergio G. Sánchez
Intérpretes: Anya Taylor-Joy, George MacKay, Mia Goth, Charlie Heaton
Producción: España, 2017. Duración: 109 minutos. Terror. En el año 2000, el asturiano Sergio G. Sánchez realizó un corto excelente, 7337, sobre unos niños fantasma asesinados en la Guerra Civil. Ambientada en 1973 (el juego de cifras del título capicúa: el año de la guerra y el de la acción) en una aislada escuela rural en pleno bosque teñido por la niebla, destilaba una atmósfera, un perfume dignos de Víctor Erice. En 7337 estaba la semilla de El orfanato , de J. A. Bayona, cuyo guión escribió Sánchez. Volvió a colaborar con el cineasta catalán en Lo imposible, y es ahora el propio Bayona quien apadrina como productor a Sánchez en su primer largometraje cinematográfico, El secreto
de Marrowbone, otra historia de terror macerada en los mismos líquidos que 7337 y El orfanato, rodada en inglés con reparto internacional.
En la primera parte de la película, Sánchez acredita un notable dominio de la puesta en escena, el clima y la tensión: cuatro hermanos y su madre enferma empiezan una nueva vida en una vieja casa, lejos del temible padre. Pronto quedarán huérfanos y a merced de un pasado que no se borra y un retornado padre (o quizás su fantasma) dispuesto a sembrar pesadillas. Premisa un tanto convencional pero expuesta con convincente rigor. Sin embargo, en el segundo tramo de la obra se diría que el guión comienza a enloquecer, a tomar giros truculentos y a inundar la intriga con tantos referentes (notablemente A las nueve cada
noche, de Jack Clayton, o su variante realista Nadie sabe, de Kore-eda; pero también Los otros, Flores en el ático, Psicosis o Múltiple, vínculo que subraya la actriz protagonista, Anya TaylorJoy, nueva y bienvenida musa del cine de terror), tantos, que, por acumulación, El secreto de
Marrowbone acaba perdiendo su propia identidad. Lo que no pierde es solidez narrativa y buena factura (otro gran trabajo del fotógrafo Xavi Giménez, muy en la línea Balagueró: Los sin nombre, Darkness, Frágiles),
una invitación a seguir la carrera de Sánchez con atención.