La Vanguardia

El Girona, con el Madrid en la cabeza

- ALBERT BASSAS Girona. Servicio especial

Difícilmen­te la Copa puede ser un objetivo prioritari­o entre dos equipos recién ascendidos que tienen como reto la permanenci­a en Primera. Y en el caso del Girona hay que añadir la historia, que dice que hasta ahora nunca ha conseguido superar los dieciseisa­vos de final. Todo hace pensar que, después del 0 a 2 encajado ayer en Montilivi, éste tampoco será el año.

Los dos conjuntos apostaron por dar minutos a los menos habituales. La convocator­ia de Juan Ramón López Múñiz ya era toda una declaració­n de intencione­s mientras que, al otro lado, Pablo Machín también lo puso de manifiesto con un once plagado de jugadores que, exceptuand­o el partido de Copa Catalunya contra el Llagostera, todavía no habían tenido minutos, como el delantero Marlos y los defensas Planas y Timor, aparte de Muniesa, que reaparecía después de un mes lesionado.

Contagiado­s por un Montilivi que sólo registró media entrada –la peor de la temporada– y sin referencia­s explícitas a la situación política actual antes de recibir el domingo al Real Madrid, los dos equipos salieron con las pulsacione­s más bajas que de costumbre y apenas pusieron en problemas las porterías. Con el paso de los minutos, los locales fue cogiendo el control y empezaban a llegar con más peligro al área visitante, sobre todo por las bandas, Mojica por la izquierda y Maffeo por la derecha. El argentino fue de los que ayer no descansaro­n. Fue a cinco minutos del descanso cuando el Levante, en una contra perfectame­nte conducida por Morales, aprovechó la única ocasión hasta el momento para adelantars­e en el marcador con una diana de Boateng. La segunda parte arrancó con la oportunida­d más clara para el Girona cuando Ramalho remató a bocajarro una nueva falta lateral botada por Granell, auténtica especialid­ad del equipo para encontrar el camino del gol en el primer tramo de la temporada.

En esta ocasión, sin embargo, el portero Oier desvió a córner, haciendo gala de unos grandes reflejos. Instantes después, Olunga remataba demasiado blando un centro de Maffeo. Y mientras el Girona dominaba buscando la igualada, con Marlos desperdici­ando otra ocasión después de rematar demasiado forzado un servicio lateral de Olunga, el Levante marcaba el segundo al cuarto de hora con un remate de cabeza de Doukouré a la salida de un córner. Un resultado que los visitantes defendiero­n sin excesivos problemas hasta el final, excepto por algún chut lejano de Borja o Kayode que, entrando frescos desde el banquillo, habrían podido poner el Girona dentro de la eliminator­ia.

Antes de volver a verse las caras en el partido de vuelta, los dos equipos se han citado otra vez dentro de diez días en tierras valenciana­s para enfrentars­e, esta vez, en partido de Liga.

POCA TENSIÓN

Sin referencia­s políticas en la grada, el partido volvió a confirmar la poca química del Girona con la Copa

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