Dinámica negativa
La tercera derrota seguida sitúa al equipo barcelonista en una situación complicada
El peligro de acostumbrarse a las derrotas es enorme. La temporada pasada, después de un buen inicio cuando las lesiones castigaban al equipo –muchas más que las de ahora, cuando solo Sanders y Claver no están disponibles–, llegó una, después otra y otra. El bloque que dirigía Bartzokas perdió el rumbo en la pista y fuera de ella con el desenlace de todos conocido. Ahora hay un conjunto nuevo que ilusionó en los primeros compromisos, pero que en poco más de una semana ha tirado por la borda las buenas sensaciones que había dejado con tres encuentros perdidos de forma consecutiva en la Euroliga y otro en la ACB, siempre ante adversarios de menor entidad, tanto deportiva como económica. El Zalgiris, que jugó a placer en el Palau Blaugrana, fue maniatado ayer por la defensa madridista y en el minuto 30 tenía 50 puntos cuando en Barcelona logró 45 en la primera mitad. Es evidente, pues, que la debilidad blaugrana ha sido enorme en esos compromisos. El Barcelona Lassa necesita reaccionar y hacerlo de inmediato.
La baja de Goudelock, lesionado el martes en Madrid, no asustó al Armani, ni las tres derrotas en el inicio de la Euroliga, todas ante rivales que la temporada pasada estuvieron en la final four . Al equipo de Pianigiani le gusta jugar a cara descubierta, con poca defensa y un juego veloz. Sin miedo. Al Barcelona Lassa, pese a las dudas de los últimos días, no le pareció mal este escenario y el primer cuarto se convirtió en un intercambio espectacular de canastas, siempre con iniciativa visitante, hasta el 17-19 del minuto 7, que supuso el primer parón ofensivo de los dos conjuntos. De ahí al descanso sólo hubo un triple, de Moerman, en el último segundo (17-22). Durante una buena fase se vio a un Barça más decidido, valiente, sobre todo cuando Heurtel estuvo en la pista.
Los primeros minutos de Navarro revolucionaron todavía más el partido, porque el escolta, en 5m40s, fue capaz de lograr 11 puntos, decisivos para que los barcelonistas consiguieran un parcial de 0-10 que les llevó hasta el 19-34 (15m10s). El Armani, que únicamente había conseguido una canasta en 8 minutos, estaba descentrado, esperando una oportunidad que se le presentó con dos triples de M’Baye y Bertans, y los balones perdidos por el Barça, un defecto que se repite con demasiada frecuencia.
Cuando Heurtel (13 p, 7 a) volvió a la pista, la dinámica ya era muy distinta. Theodore mandaba y más que correr, el Armani volaba. Le salía todo y el Barça simplemente se lo miraba. En 3m50s el partido dio un vuelco espectacular y del 19-34 se pasó al 39-39 del descanso con un parcial de 20-5 que daba paso a un segundo tiempo muy abierto.
Y, claro, en un escenario incierto, los azulgrana –inseguros mentalmente– se diluyeron ante un rival que encontró en Kalnietis (10 en esos minutos) y, sobre todo, Theodore (11) a sus referentes. Además, el Armani arrasó bajo los aros (38-30 rebotes, 11-4 ofensivos), con mención para Tarczewski (8) y Gudaitis (11). La garra de Hanga (5 p, 7 r), el trabajo de Ribas (12 p) o los rebotes de Moerman (9) fueron insuficientes y los italianos se pusieron por delante con un 7-0 a partir del 5456. Theodore (19 p, 7 a) logró entonces 9 puntos seguidos que dieron mucha tranquilidad al equipo de Milán, mientras que el Barça, a remolque, no halló las mejores soluciones, aunque al menos no tiró la toalla y del 74-65 se situó a tres (74-71) con dos triples de Moerman y Ribas. Pero no pasó de ahí por culpa de una irregularidad que necesita solucionar a la mayor brevedad posible.