El ‘Big Burrito’ es ‘Big Marc’
En sus tiempos del instituto le llamaban Big Burrito. Es curioso que no fuera Big Mac, dada la similitud con su nombre de pila. “Què has fet, Marc?”, le pregunté un septiembre al mediano de los Gasol a su vuelta de EE.UU. Pesaba 140 kilos… “y pico”, como me confesó años después en una entrevista, cuando su carrera había dado ya un giro total, oro Mundial en su debut con la selección (2006) y campeón de la Eurocopa de la FIBA (2007) y a punto de ser el mejor jugador de la Liga ACB 2007-2008 (y MVP de once jornadas, récord absoluto) tras cambiar el Barça en el que Dusko Ivanovic le alababa mucho y no le hacía jugar casi nunca por el ambicioso, pero efímero, proyecto del Akasvayu en Girona.
Lo que había hecho el adolescente Marc no es difícil de entender. En Memphis no hay mucho que hacer, más allá de los locales de música en directo de Beale Street, y él tenía muchas horas libres en las que alimentarse de mala manera, sin dejar de ser por ello la gran estrella de su equipo, el de Lausanne, un instituto de segunda fila deportiva pero más recomendable académicamente que la elección inicial, White Station, que tenía el mejor equipo del estado pero asustó a primera vista a los padres del chaval: había varias alumnas de 15 o 16 años en avanzado estado de gestación.
A veces alguien se enamora de una ciudad, un paisaje, cuyos atractivos se ocultan a la mayoría. Es lo que le ocurrió con Memphis a Marc, que se fue allí a los 16 años con toda la familia siguiendo a su hermano Pau. Y tan enamorado sigue que esta es ya su décima temporada de fidelidad a los Grizzlies, consolidado como el mejor jugador de la historia del club, a pesar de las tentadoras (deportiva y económicamente) ofertas que ha recibido quien fue proclamado mejor defensor y mejor pívot de la NBA y se ha consolidado como uno de los hombres altos que más juego generan para su equipo, además de ir enriqueciendo progresivamente con los triples su arsenal ofensivo. Le quedan dos años más de contrato, el segundo opcional por su parte, en los que cobrará 42,2 millones de euros, pero no hay que descartar que si esta temporada no va bien el próximo verano acabe pidiendo un traspaso, en busca a los 33 años de una (¿última?) oportunidad de luchar por el anillo.
Marc supo rectificar a tiempo. Cuando volvió a España se acabaron los burritos, las hamburguesas y las chucherías y, en plena reconversión, él mismo publicó fotos de su estado anterior, para animar a otros a que le imitaran. Hace tres años optó por una dieta semivegetariana, con muy poca carne, con la que perdió 9 kg en un verano. Su peso se ha estabilizado en 115, perfectos para sus 216 cm. Libre de problemas físicos, el comienzo de la temporada está resultando muy brillante, más protagonista que nunca (obligado seguramente por la marcha de Zach Randolph, su pareja interior) en los éxitos de unos Grizzlies que han empezado fuertes, con tres victorias en los cuatro primeros partidos, y lo más relevante es que dos de sus víctimas han sido Golden State, campeón vigente, al que Memphis ya batió dos veces en la anterior, y otro de los más grandes, Houston. Marc les endosó 34 y 26 puntos respectivamente, con 26 de 27 tiros libres (otra prueba de su versatilidad, en la línea del 12 de 12 en el partido por el bronce del último Europeo), además de hacerles muchísimo daño con su defensa. Esto no ha hecho más que empezar, pero de momento promedia 25 puntos y 10,3 rebotes por encuentro.
Marc Gasol, que ya lleva diez años en Memphis, es el mejor jugador de la historia del club