MI HERMOSA LIBRERÍA
Nuevos libreros reivindican la vocación y el oficio en Barcelona.
Una buena noticia: en un período aproximado de dos meses, Barcelona tendrá cinco nuevas librerías. Son pequeñas, vinculadas a sus barrios y construidas con toneladas de ilusión. Tres de ellas ya han abierto –una lo hizo ayer, con una fiesta– y otras dos están ultimando las obras. Además, cumple un año un portal de venta digital de libros que –al contrario que el modelo Amazon– basa su fuerza en una amplia red de libreros independientes. Son cosas que suceden a dos semanas de estrenarse la película La librería, de Isabel Coixet, basada en la novela homónima de la inglesa Penelope Fitzgerald, que acaba de reeditar Impedimenta. En fin, que, si uno lo desea, y no miramos mucho los índices de ventas, estos días es posible vivir en la ilusión de que se ha puesto de moda vender libros, y que pasearse por librerías es una actividad cool y al alza. Y algo hay de verdad en ello.
Sants, el Poble Sec, Sant Antoni, Les Corts i la Nova Esquerra de l’Eixample son los barrios que ven incrementada su oferta libresca. Los vecinos del Poble Sec vivieron ayer, desde las cinco de la tarde hasta las diez de la noche, la fiesta de inauguración de La Carbonera, en la concurrida calle Blai, con concierto de jazz, actuaciones de magia, marionetas, talleres... En el interior, de 80 metros cuadrados, un mural del venezolano El Kalake daba la bienvenida a los curiosos. Algunos osaban poner un euro en la Máquina Expendedora de Poemas, de la que salían, en vez de chicles o golosinas, estrofas y versos para todos los estados de ánimo.
Los socios de La Carbonera son Carlota Freixenet, Mar Redondo y Aitor Moreno. De los tres, el único que ha cumplido los 30 años es Moreno, hace muy poco. Se conocieron en la feria Literal, dedicada a la no-ficción “radical” o alternativa y allí fueron madurando la idea de establecerse como libreros. Ayer recibieron muestras de apoyo de muchos vecinos, algunos de los cuales les felicitaban porque “es una gran alegría que abra una tienda en esta calle que no sea un local de pinchos o tapas”. “No teníamos una librería desde principios de los años 90”, recordaba una señora.
Mientras, en la calle Caballero, en el barrio de Les Corts, Marta Gil atiende a los clientes de El Gat Pelut, abierta el pasado 29 de septiembre. “Me quedé sin trabajo –explica la librera– y, antes que volver al campo laboral que conocía, decidí cumplir mi sueño. Conozco el barrio, en él viven mis padres, y no hay librerías de proximidad, solo monstruos como El Corte Inglés, Abacus y Fnac”. Gil se formó en el posgrado del Gremi de Llibreters, donde coincidió con las libreras de La Inexplicable, que cuentan que “es muy raro que nos hayamos decidido varios de la clase porque, en realidad, nos desanimaban a montar un negocio”. Gil admite que, cuando cuenta su aventura empresarial, “la gente abre los ojos como platos y exclama: ‘¿Sabes dónde te has metido?’ Y lo sé, no me haré rica, pero es mi opción personal”. Su atractivo método de clasificación de los libros, “ideado en una noche de copas”, juega con el logotipo de la tienda –un gato, claro– y los siguientes apartados: Litegatura (narrativa), La Gata Christie (novela negra), Gat Vell (ensayo y clásicos), Gatfield (cómic), MeuMèu (infantil), Gat Wars (ciencia-ficción y fantástico), Gat Woman (feminismo), Gat Escaldat (libro práctico), NoveGats (novedades) y Gat Pelat (segunda mano).
El fondo medio de estas nuevas librerías es de unos 3.000 títulos, con la excepción de Barataria, que prevé tener 8.000, aunque todas cuentan con un servicio de pedidos. Son librerías generalistas, centradas en la narrativa con presencia de todos los géneros, incluyendo el cómic. Solo SomNegra presenta un catálogo exclusivamente de novela policiaca y thrillers, incluyendo obras de no-ficción de temática criminal. El Gat Pelut prima los títulos dedicados a niños y jóvenes. La Inexplicable se centra en narrativa pero mima la novela gráfica, el libro ilustrado y la poesía. Barataria prestará especial a la naturaleza del barrio de Sant Antoni, con libros de cocina, naturaleza y ecología. Todas cuentan con un apartado de segunda mano y algunas ofrecen servicio de intercambio de obras. La Carbonera tiene además unos estantes con libros en versión original: en portugués, italiano, francés, alemán... Y, dado el gran número de inmigrantes del barrio, “ya estamos hablando para tener libros en árabe, del Punjab y de otras zonas de origen de los vecinos”. Ninguna de las cinco quiere tener libros de texto.
Miguel Ángel Díaz es el dueño y librero de SomNegra, que abrió el pasado 23 de septiembre en la calle Aragó, con padrinos de lujo como el escritor Carlos Zanón o el fundador de la mítica Negra y Criminal, Paco Camarasa. Tras cuatro años con una librería policiaca digital homónima, ha dado el paso al espacio físico. Su pasión de aficionado criminal es contagiosa: “Tengo clientes que no leían novela negra, han entrado aquí y ya no leen otra cosa, el género es muy amplio y hay que saber qué puede gustar a cada cuál”. Reconoce que la inestabilidad política de Catalunya “se nota mucho, esto es entretenimiento y la gente con preocupaciones no busca tanto la lectura”.
En Sants, en la calle Galileu,
Cinco nuevas librerías abren o están a punto
de hacerlo en Barcelona. Todas reivindican un oficio romántico que quiere volver a la proximidad
con el vecino
Anun Jiménez y Glòria Arquillo ultiman los preparativos de La Inexplicable, que se suma a otras ofertas del barrio como La Ciutat Invisible o Barra Llibre, de un perfil más asociativo que comercial. Además del espacio dedicado a los libros, nos muestran “el búnker”, un sótano que fue refugio durante los bombardeos de la Guerra Civil y que acogerá sus actividades.
La financiación es diferente en cada caso. La Carbonera y La Inexplicable son cooperativas y han tenido acceso a entidades de préstamo específicas. Carola Moreno, de Barataria, admite que su banco ha sido su madre. En algún caso, hay editores que han empatizado con su aventura y les han dejado algunas cajas en depósito, sin que tengan que pagarlas por adelantado.
Carola Moreno, conocida por su labor como editora en Barataria, está a punto de abrir librería con el mismo nombre en la calle Tamarit, junto a sus hijos Adrià y Joan Edo. “Siempre había soñado con esto –explica–, y creo que hoy más que nunca hacen falta espacios de reflexión, tranquilidad y serenidad, se está perdiendo el filtro, tan necesario, entre lo que se piensa y lo que se dice. queremos ser un espacio para que la gente se sienta cómoda”. El local cuenta incluso con una terraza que da a un interior de isla del Eixample. Sobre la cercanía con La Carbonera, La Calders o la Llibreria de la Imatge, afirma que “puede ser bueno que haya comercios del mismo tipo, en París o Londres todos conocemos barrios de librerías, y nos gusta que donde vivimos haya una calle de zapaterías, o un barrio de tiendas de ropa. Cada uno tendrá siempre la suya preferida”.
Todos estos nuevos centros tienen bibliotecas cercanas, de cuya dinámica y grupos de lectura esperan nutrirse. Los promotores de La Carbonera quieren trabajar codo a codo con la Francesc Boix, justo al lado, como La Inexplicable está casi tocando la biblioteca del Vapor Vell. Barataria está cerca también de la Joan Oliver. SomNegra está a 400 metros de la Agustí Centelles. Y al Gat Pelut, para que no se queje, le están construyendo una nueva muy cerca, que abrirá en diciembre.
¿Qué había antes en los espacios que ahora ocupan? La Carbonera había sido lo que su nombre indica (aún hay paredes negras del carbón que se apoyaba en ellas) pero también fue luego un taller de coches, un bar y al menos dos locutorios; de hecho, los libreros se identifican tanto con las antiguas fotos de los mineros extrayendo carbón que planean colgarlas en las paredes. La Inexplicable era una frutería y, antes, una tienda de legumbres mientras que El Gat Pelut era una carpintería de aluminio; Barataria, una extensión del restaurante Tickets; y SomNegra, un estudio de diseño.
Entre sus referentes, varios citan a NoLlegiu y La Calders, abiertas respectivamente en el 2013 y 2014. Comparten con ellos la idea de “convertirnos en lugares de procesos culturales”, dice Carlota Freixenet, y todos preparan clubes de lectura, presentaciones y actividades. “Organizaremos debates sobre los temas del barrio”, apunta Mar Redondo. Como sucede en esos dos referentes, casi todos abren los fines de semana y tienen un período de vacaciones muy corto. Inspirándose en Pròleg, La Carbonera creará un carnet de socio con cuotas de 10 y 20 euros mensuales que se acumulen para compras de libros con descuento. La Inexplicable planea el club Amistats Inexplicables.
“Nos tendríamos que poner un nombre: generación librera, no es normal que seamos tantos justo en el momento en que todos te recomiendan no hacerlo”, dice Anna Mora, que junto a Estefanía Abasolo abrirá la librería Macondo en la calle de la Rosa de Sabadell a mediados de noviembre. El nombre es por “ese lugar a donde nos gustaría ir, un espacio mágico”. Hay otros proyectos en diferentes estadios en el barrio barcelonés de Gràcia –donde también han cerrado algunas librerías– y en Sagrada Família.
¿Cómo luchar contra la comodidad de pedir un libro desde el móvil o el ordenador y que te llegue a casa? Para ello nació hace un año Libelista, una empresa dirigida por Àurea Juan y Gerard Altés que, basándose en una red de 140 librerías independientes (desde La Central hasta diminutas papelerías de pueblo), 45 de las cuales catalanas, permite escoger libros con un clic sin participar “de ese modelo Amazon que desdibuja el papel de las librerías –dice Juan–. Nosotros no somos competencia del librero, sino un servicio para él”. De hecho, el Gremi de Llibreters es uno de los socios. El funcionamiento es sencillo: se entra en la web libelista.com, se escoge un libro y luego la tienda en la que se quiere comprar (el sistema también ofrece, por geolocalización, las ocho más cercanas al usuario). A partir de ahí, se va a recoger a la librería o, si se prefiere, se recibe en casa (a 3,40 euros por pedido, gratuitamente si la compra supera los 60 euros). Ya cuentan con 5.000 usuarios registrados. Presumen de que sus recomendaciones “las hacen libreros de verdad, no algoritmos automáticos”.
“Aunque nunca será lo mismo venir a la librería que comprar en línea –opina Freixenet–, el librero es
RASGOS COMUNES Tienen entre 3.000 y 8.000 libros, unos 80 m2 y están cerca de alguna biblioteca
INTERNET PARA INDEPENDIENTES Libelista.com ofrece el catálogo de 140 puntos de venta con entrega a domicilio
COMERCIO DE PROXIMIDAD “Adquirir los libros en nuestras librerías ayuda a tener los barrios que a la gente le gusta tener”
preceptor, agente cultural, te puede descubrir cosas que te gustan y que desconoces. A mí me gusta, cuando voy al mercado, que sepan lo que quiero solo con verme y esto es lo mismo. Si la gente compra pequeño y compra local, el mundo puede cambiar”.
“Una cosa está clara –dice Gil–: mi Origen de Dan Brown es el mismo que el del Corte Inglés, mis productos tienen exactamente la misma calidad que los de las grandes cadenas”. “Del mismo modo que, si puedo, voy a comprar en comercios de proximidad –defiende Mar Redondo–, adquirir los libros en nuestras librerías ayuda a tener en los barrios el tipo de tiendas que a la gente le gusta tener”. Lo dijo otro librero veterano, Paco Camarasa al cerrar, hace dos años, su Negra y criminal en la Barceloneta: “Se vota cada día, consumiendo”.